La historia contada en letra pequeña
Una exposición de 450 fotografías familiares retrata la vida en Madrid desde el siglo XIX hasta 2000
"¿Qué guardan los madrileños en sus álbumes particulares que merezca mostrarse?". La pregunta se la hizo el fotógrafo Chema Conesa cuando le ofrecieron ser comisario de la exposición Madrileños. Un álbum colectivo, organizada por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid en colaboración con La Fábrica. Resolvió que, de las 25.000 imágenes que los habitantes de la Comunidad habían cedido al archivo fotográfico desde 2007, debía escoger 450 que fueran "referencias universales" de esos recuerdos privados grabados en papel. Olvidó la estructura histórica y organizó una muestra dividida en seis áreas temáticas (recuerdo, familia, fiesta, retrato, lugar, gente), que puede verse desde ayer y hasta el 31 de enero en la Sala de Exposiciones del Canal de Isabel II. El resultado es un mosaico vivo de Madrid, desde 1839 hasta el año 2000.
ELISA GARCÍA "Pobres pero felices"
Elisa García mira a Elisa García. La primera, la de los años cincuenta, la que cubre su vestido de fiesta con un delantal porque ha estado "guisando" la paella para la boda de su cuñado, la mira sonriente mientras su marido Bonifacio, con el que baila, le susurra algo al oído. La otra Elisa, la octogenaria de ahora, con su pelo blanco, sus gafas, su medallita al cuello, le devuelve la mirada y se le empañan los ojos al recordar al esposo ya fallecido.
El encuentro se produce en la sala de exposiciones de la que cuelga, ampliada, la fotografía de los jóvenes Elisa y Bonifacio. La que siempre estuvo en un lugar privilegiado de la casa familiar. La imagen capta un día de boda. "La celebrábamos como entonces, pobremente", relata Elisa. "Se hacía un arroz, lo comíamos en familia y luego bailábamos en el patio común de nuestras casas". "Éramos muy pobres, pero nos hacíamos muchas fotos", asegura la protagonista. "Fuimos muy felices".
ELISA VELASCO Tiro al blanco
En Lozoyuela era día de fiesta. Un domingo de septiembre de 1954. El cura, don Álvaro, y el cabo de la Guardia Civil del pueblo apuntan al blanco en la caseta de la feria. Entre ellos asoma el boxeador Paulino Uzcudun, casado con una lugareña.
A la izquierda del cura, sosteniendo un cigarrillo, posa el padre de Elisa Velasco, la donante de esta fotografía. "Siempre era el que hacía las fotos", recuerda su hija, ahora de 61 años. "Supongo que la haría un amigo para que saliera él". El resultado es una estampa curiosa que ahora ocupa un lugar de honor en una de las paredes de la sala de exposiciones.
ROSARIO DOMÍNGUEZ Foto de portada
Rosario Domínguez vivía en la misma casa que un cura que se dedicaba a escribir libros para educar a las muchachas de entonces. Rosario, la sobrina del cura y otras amigas del barrio posaban de vez en cuando para ilustrar las portadas de aquellos volúmenes que ella todavía conserva con cariño. "Aunque ahora las leo y me escandalizo de lo que decían", bromea.
En una de esas instantáneas, colgada ahora en la sala de exposiciones, ella, con su falda de cuadros y un pañuelo a la cabeza, lee una revista rodeada por sus amigas. "El libro que llevaba esta foto se titulaba Tus 15 años", recuerda Rosario, a punto de cumplir los 70. Su aportación al archivo madrileño ha sido valiosa. No en vano, su bisabuelo, Eusebio Juliá, fue el primero en abrir un estudio de fotografía en la capital. "Retrató a todos los personajes de la época", explica la bisnieta, lamentando que gran parte de aquel archivo se haya perdido con los años.
Lo que no creyó Rosario fue que sus fotos, las familiares, pudiesen tener "algún valor". Hasta que llegó el equipo de PhotoEspaña a revolver en sus álbumes. Además de la que sirvió de ilustración para el librito del cura seleccionaron otra que también forma parte de la exposición. "En ésa aparece mi hermana", aclara Rosario. La joven sostiene una naranja contra la frente de su primer novio. Los músicos tocan detrás. "Es una fiesta de Navidad de las de antes, de cuando no había discotecas", explica Rosario. En 1957.
PILAR BENÍTEZ Con el culo al aire
Corría el año 1968 y la familia de Pilar Benítez había salido de excursión. Volvían en el coche cuando a los niños mayores, "que iban con el traje de baño y todo", les entraron ganas de hacer pis. Pararon. "Los vi ahí, con los culetes tan blancos", recuerda la madre, "que busqué la cámara y los fotografíe".
Los niños ya han crecido y ahora pueden verse haciendo sus necesidades, con los bañadores por los tobillos, en la pared de la sala de exposiciones. Su abuela también aparece, retratada a una edad similar, entre las imágenes de la muestra.
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