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Crimen por una discusión de tráfico

Un estallido de ira irreversible por la posesión de armas

Varios factores influyen en la pérdida del autocontrol, según un experto

¿Qué razones pueden empujar a un hombre a matar a una persona por una simple discusión de tráfico? El presidente del Colegio de Psicólogos de Madrid, Fernando Chacón, explica algunos factores que pueden desencadenar tragedias como la que se vivió ayer en Ciudad Lineal.

"Un caso extremo como este es producto de muchas circunstancias", explica el experto. "Es una escalada de violencia que se va alimentando durante la pelea, y de la cual no se puede prever el final", matiza. Con los primeros datos del suceso, Chacón se aventura a desglosar ese cúmulo de razones que desestabilizan la mente de una persona hasta hacerle cometer un delito de esta índole.

"En primer lugar influyen las características personales del individuo", cuenta el psicólogo. "La persona que reacciona de esa forma es sin duda de carácter impulsivo, o susceptible, o irritable". "En segundo lugar, el contexto", prosigue, "el calor extremo, una discusión previa al incidente...", circunstancias que coincidieron ayer. El tercer elemento determinante es la presencia de armas: "Una discusión por problemas de tráfico que acabe en pelea es relativamente común", asegura Chacón, "el problema es que, en ese momento en el que cualquier persona puede perder el control cognitivo de sus actos a causa de un cúmulo de circunstancias, cualquier elemento que se tenga a mano es utilizable. Una piedra, un palo, las propias manos, y si hay una pistola...", añade, "por eso es un peligro que los ciudadanos dispongan de armamento", concluye.

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"Cuando alguien pierde el control, cualquier arma es utilizable"
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El experto explica que el sexo masculino del agresor implica un mayor grado de testosterona (superior en hombres que en mujeres), que influye en la agresividad y también atribuye a algunas personas ancianas (el agresor tenía 76 años) mayor facilidad para perder el control. No obstante, no considera que la conducción por sí sola sea detonante. "La conducción no implica agresividad", asegura Chacón, "aunque sí es cierto que el coche es un caparazón que nos da cierto anonimato", matiza, "y estar menos sometidos al control social nos hace valientes".

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