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Crítica:TEATRO | BAG LADY
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La bolsa es la vida

Javier Vallejo

Cada día más pobre (Grotowski), austero (Brook) y estilizado (Castellucci), el teatro es uno de los escasos espacios para la ascesis que ofrece la sociedad del espectáculo: sobre el parqué escénico, la onza de imaginación se cotiza más que la de oro. Bag Lady, de Malgosia Szkandera, artista española de sangre polaca, es un regalo originalísimo al que le faltan el realce de una caja de terciopelo y un envoltorio vistoso. Está hecho con un impulso lúdico torrencial, imaginación desbordante y presupuesto cero.

Su hilo conductor, una mujer que atesora bolsas de plástico de usar y tirar, está todavía sietemesino y por definir: podría ser una mendiga parisina o una millonaria con síndrome de Diógenes.

BAG LADY

Autora e intérprete: Malgosia Szkandera. Iluminación: Miguel Ángel García Rosa. Colaboración especial: Roberto White. Dirección: Jean-Louis Danvoy. Teatro de la Guindalera. 18 de junio al 3 de julio.

Para poner todas las pegas por delante, al discretísimo espacio escénico en que se mueve le iría bien más producción o una idea que empaste los tres o cuatro muebles que lo integran. Advertidos quedan: falta lo accesorio y el posible apresto de un hilo narrativo. Pero lo demás es un hallazgo.

Con bolsas de plástico blancas desplegadas, infladas, retorcidas sobre sí mismas o liadas unas con otras, Szkandera crea un ramillete de personajes de una expresividad sencilla y rotunda, que hace aparecer sucesivamente y por sorpresa. Cada muñeco antropomorfo tiene su breve momento de gloria antes de volver a ser arrebujado y metido en cualquier bolsillo. Hay una bailarina deliciosa cuyos pies son los dedos pulgares de la actriz, una geisha complejísima y un guapo de barrio cuyas piernas y manos son las de Malgosia, generosamente compartidas, y cuya cabeza, una bolsa inflada con ojos saltones prendidos de una goma, es expresiva versión povera de las máscaras larvales de Lecoq.

Tanto como estas marionetas híbridas, mitad plástico, mitad carne y hueso, conmueven las que la actriz crea al instante, pellizcando con índice y pulgar en lugares estratégicos de una bolsa. Dirigido por Jean-Louis Danvoy e iluminado por Miguel Ángel García Rosa, Bag Lady es inventiva pura, y una alegoría de estos tiempos de crisis, reciclaje y replanteamiento económico radical.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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