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El Conde Duque se hace un 'peeling'

La rehabilitación del edificio como nuevo centro cultural se dispara a 64 millones frente a los 41 previstos

Pierde el enfoscado que tenía y recupera el ladrillo. La rehabilitación del antiguo Cuartel del Conde Duque ha mudado el aspecto de uno de los mayores edificios de la ciudad, de comienzos del siglo XVIII. El cambio incluye ventanas más amplias y con nueva carpintería, una planta más en gran parte del inmueble y cubierta de zinc donde antes había teja. La obra estará acabada el próximo junio con un coste muy superior al previsto.

Cuando presentó la reforma, en 2005, con un plan director que abarcaba hasta 2012, el Ayuntamiento cifró en 41 millones de euros la inversión en una obra que haría del mayor centro cultural municipal "un contenedor y difusor de bienes culturales ligados a la memoria". El pasado verano aseguraba que se habían invertido 56,6 millones desde 2006. Ahora guarda silencio sobre cualquier detalle (incluido el gasto). Rechaza responder a las preguntas de EL PAÍS con el argumento de que está prevista "una visita con prensa" próximamente. Será entonces cuando facilite la información, asegura un portavoz.

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Frente al silencio municipal, fuentes conocedoras del proyecto cifran en 64 millones el coste total de la reforma que, pese a las prisas, culminará tras las elecciones municipales. Más de dos tercios del presupuesto han venido de las arcas del Gobierno central, a través de los dos planes Zapatero. En total, 44 millones de euros, según los números que facilita el Ministerio de Política Territorial y Administración Pública.

Los millones han permitido la reforma integral del edificio que tuvo su primera restauración municipal en los años ochenta del pasado siglo, de la mano del arquitecto Julio Cano Lasso. Entonces quedó sin tocar uno de los tres patios del edificio, el situado más al sur, que ha permanecido abandonado hasta hace pocos meses. Esa rehabilitación recuperó, entre otras cosas, el revoco del edificio, que ahora se ha retirado.

A punto de cumplir 300 años, el Conde Duque se ha hecho un peeling. Adiós a las fachadas rosadas. El enfoscado ha dejado paso al ladrillo original. El arquitecto responsable de este cambio, Carlos de Riaño, asegura que este "nuevo Conde Duque" tiene su explicación en la historia del edificio. "Se levantó en 1716 para los guardias de corps de Felipe V", relata. Se enfoscó el ladrillo. "Era mucho más barato estucar que poner en las fachadas materiales más nobles que el ladrillo", detalla. Dos incendios, en 1869 y 1870, devastaron el cuartel, del que quedó poco más que la primera planta. Los arquitectos militares lo reconstruyeron en el último tercio del siglo XIX, siguiendo los dictados de la modernidad de entonces. Volvieron a usar el ladrillo, pero emplearon una innovación de la época, la estructura metálica -tiene pilares de fundición-. También redujeron el tamaño de las ventanas y rebajaron una planta en todas las fachadas excepto la de la calle del Conde Duque. El edificio perdió sus torreones.

Al plantear la rehabilitación, De Riaño ha recuperado "la arquitectura industrial" decimonónica del edificio. De ahí que haya dejado visto el ladrillo que contrasta con la portada barroca de Pedro Ribera o que haya optado por las cubiertas de zinc para sustituir a las de teja. "Parece un cuartel y un edificio industrial, que es lo que ha sido siempre. Estoy muy contento de que tenga ese aspecto", afirma.

De Riaño ha devuelto su tamaño original a las ventanas, dotadas ahora de una moderna carpintería de madera y acero inoxidable no brillante. "Eso permite ganar luminosidad y mantener las proporciones", afirma. Además, ha subido la planta que perdió el cuartel tras los incendios. Y en este aumento, que permite ganar unos 15.000 metros cuadrados a un edificio que ahora tiene 54.000 de superficie, sí ha optado por el revoco, de color rosa, en las fachadas. "Compositivamente, viene muy bien, porque descarga de todo el ladrillo", explica el arquitecto responsable de la imagen final del edificio.

El inmueble, cuya superficie superará a la del Museo del Prado según De Riaño y en cuya obra intervienen varios arquitectos, volverá a acoger las entidades que ya albergaba. Entre ellas, el Archivo de la Villa, la Hemeroteca Municipal, la Biblioteca Histórica o la Biblioteca Musical. Contará con nuevos espacios, como un teatro y salas de exposición. Hasta ahora se utilizaba poco más del 55% del espacio disponible. Queda por ver, entre otras cosas, si el edificio recuperará uno de sus usos más populares, como escenario de actuaciones de música y danza en los Veranos de la Villa, que perdió en 2009.

Fachada principal del Cuartel del Conde Duque, una vez eliminado el revoco.
Fachada principal del Cuartel del Conde Duque, una vez eliminado el revoco.SAMUEL SÁNCHEZ
Fachada del Conde Duque antes de la última rehabilitación.
Fachada del Conde Duque antes de la última rehabilitación.RAÚL CANCIO

Un observatorio y otra portada

Además de recuperar un tamaño más próximo al que tuvo en origen, el Cuartel del Conde Duque volverá a tener un observatorio. Previsiblemente, ya no será astronómico, como el del siglo XVIII, pero sí será, en cualquier caso, una atalaya con unas vistas magníficas. "Desde ahí se domina todo Madrid", afirma el arquitecto responsable del aspecto final del cuartel, Carlos de Riaño.

El Ayuntamiento, propietario del inmueble, decidirá el uso del rehecho observatorio y si tiene acceso público. Está situado tras la portada interior del patio central. Una portada que pierde el aspecto inacabado que le dio Cano Lasso para convertirse en simétrica.

De Riaño, amante de dejar testimonio de la historia en los edificios que la tienen, ha colocado dos alusiones al pasado del cuartel. En la fachada, la divisa de los guardias de corps, creados por el primer rey Borbón y para los que se construyó el cuartel a comienzos del siglo XVIII. Solvit formidine terras, reza, llano los campos con valentía, traduce el arquitecto a partir de los conocimientos de un canónigo latinista.

Otro guiño a la historia del edificio son las cruces de Montesa (similares a las de la orden de Calatrava). Hay varias, en homenaje al último regimiento de caballería, el de Montesa, que ocupó el cuartel militar.

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