Los votantes de la izquierda italiana eligen a su líder
El ex comunista Bersani gana las primarias del Partido Democrático
Con la misión casi imposible de imprimir unidad y fuerza a sus poco homogéneas filas frente a Silvio Berlusconi, Pier Luigi Bersani fue elegido ayer secretario general del Partido Democrático (PD), la mayor fuerza del centro-izquierda italiano, en unas primarias abiertas. Tres horas después del cierre de las urnas y aún sin datos definitivos, Dario Franceschini, que llevaba seis meses al frente de la formación como sustituto de Walter Veltroni y que buscaba la consagración popular, coronaba como líder del partido a su principal contrincante en la disputa.
Ex comunista de 59 años, ministro de Industria y de Desarrollo Económico durante el Gobierno de Romano Prodi, Bersani era el gran favorito, tras haber obtenido el 55% de los votos entre los afiliados en el congreso del PD celebrado el pasado día 11. Desde hoy toma las riendas de una formación hundida en una profunda crisis de identidad, mientras se acercan inexorablemente las elecciones regionales de marzo.
Producto de la fusión, hace dos años, entre los democristianos de izquierdas y los ex comunistas más moderados, el PD ha perdido todas las elecciones desde las generales de 2008 y ahora se encuentra en uno de los momentos más difíciles de su breve existencia, sacudido por varios escándalos -el último el sábado, se cobró la dimisión del gobernador de la región de Lazio, Piero Marrazzo-.
"Estoy orgulloso de que tres millones de personas hayan querido participar en una gran prueba de democracia, en la construcción de un partido que no tiene un dueño, sino electores y militantes que pueden expresarse", dijo Bersani en evidente referencia al Pueblo de la Libertad, formación liderada por Berlusconi. "Queremos ser una alternativa para el país, más que una oposición al primer ministro", añadió.
La alta participación no sólo apaga la sonrisa irónica con la que los hombres del presidente del Ejecutivo habían despreciado las primarias en las calles, sino que asombra a los mismos organizadores del PD, que vuelven a respirar, por lo menos por un día. La jornada de ayer servía para tomar el pulso y medir las fuerzas de la base del partido, y si uno de los objetivos declarados era el de movilizar y despertar al electorado, parece que lo han logrado. Los 10.000 centros de votación gestionados por los militantes se abrieron en los lugares más insólitos: parroquias, residencias de ancianos, cafeterías, salas de cine, plazas, centros deportivos. Hubo largas colas, en muchas ciudades las papeletas resultaron insuficientes y tuvieron que ser fotocopiadas. El llamamiento era para todos los residentes en Italia: bastaba con llevar un documento de identidad y dos euros.
El problema ahora es ver qué van a hacer los católicos del partido. Algunos, como Francesco Rutelli, han iniciado maniobras de acercamiento a los cristianos de centro-derecha. Si el PD empieza a perder fuelle, las primarias que Bersani definió ayer como "un nuevo principio" podrían revelarse sólo una salida en falso.
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