El uso de reservas para el pago de deuda abre la polémica en Argentina
Los banqueros aplauden la decisión del Gobierno y los políticos se enzarzan
Unos festejan, otros protestan. El anuncio de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de garantizar el pago de casi la mitad de los vencimientos de deuda del año próximo mediante el uso de reservas del Banco Central ha generado reacciones encontradas. Ayer, la mayoría de los títulos públicos se apreciaba, la prima de riesgo de la deuda bajaba y los banqueros, poseedores de parte de la deuda, aplaudían la decisión de Fernández. Pero algunos políticos advertían que la medida evidenciaba que Argentina volvía a sufrir problemas fiscales después de seis años de superávit, mientras que el dólar, la alternativa de ahorro por la que optan los argentinos cuando desconfían del peso, subía después de medio año de leve caída.
Después de la suspensión de pagos de 2001, Argentina logró consolidar superávit gemelos (fiscal y comercial) entre 2003 y 2008. En 2009 volverá a sufrir un saldo fiscal negativo, del 1,7% del PIB, según el banco Barclays, muy por debajo de los niveles de países desarrollados. El problema de Argentina es que, a diferencia de otros de sus vecinos, carece de acceso a los mercados voluntarios de deuda, en parte porque aún no ha normalizado, después de ocho años, su deuda impagada con algunos bonistas (30.000 millones de dólares) y el Club de París (6.800 millones), el grupo de países acreedores en el que está incluida España.
Ahora que los inversores dudan de la capacidad de pago de Estados ricos como Dubai, Grecia o España, el Gobierno de Fernández quiso despejar las dudas que pesan sobre la deuda argentina, y formalizó el lunes algo que ya estaba previsto por la Carta Orgánica del Banco Central de Argentina: el uso de reservas para el pago de vencimientos. Barclays, que asesora al país suramericano en el próximo canje de deuda de los 30.000 millones impagados, anticipa un déficit del 2,4% en 2010. Frente a ello, la jefa de Estado y el ministro de Economía, Amado Boudou, crearon un Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad, que contará con 6.549 millones de dólares de las reservas para afrontar los pagos de deuda de 2010, que ascienden a 14.848 millones, aunque parte de ellos son obligaciones del Tesoro con otros organismos públicos. Con esta decisión y el canje de deuda, que se iniciará el 12 de enero, el Gobierno busca reducir la prima de riesgo como primer paso para volver a emitir deuda en el exterior después de la crisis de 2001 y 2002.
En otra muestra de los apremios fiscales de la tercera economía latinoamericana, pese a que está recuperándose de un año de crisis, el ministro Boudou anunció ayer un plan de facilidades de pago de deudas impositivas para los contribuyentes. Agregó que el Fondo del Bicentenario servirá para "evitar cualquier incertidumbre y dar todo el nivel de seguridad a lo que tienen que ser los pagos" de la deuda. También opinó que reducirá la tensión en el mercado cambiario.
El peso, no obstante, se depreció ayer. El dólar subió de 3,82 a 3,83 pesos. Sucede que las reservas son la herramienta del Banco Central para defender el valor del peso, al tiempo que la autoridad monetaria ahora buscará comprar divisas para recuperar los activos que pierde con la creación del fondo. En 2006, Argentina también usó alrededor de 9.000 millones de dólares de reservas para cancelar la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y nueve meses después las recuperó gracias al fuerte superávit comercial en un tiempo en que el mundo crecía a ritmo acelerado. En cambio, la prima de riesgo bajaba ayer a 7,07%, con lo que el anhelo de Argentina de endeudarse a un tipo de interés menor al 10% comenzaba a hacerse más real.
Un kirchnerista crítico, el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, advirtió ayer en Radio Continental: "La presidenta despeja el temor [de los inversores sobre una suspensión de pagos] anunciando la creación de este fondo, pero también está anunciando con esto que podemos tener problemas fiscales". En la oposición, el peronista disidente Roberto Lavagna, ministro de Economía del Gobierno de Néstor Kirchner, lamentó que exista "mucho comportamiento trucho [falso]". El diputado de la Coalición Cívica Alfonso Prat-Gay, ex presidente del Banco Central, criticó "otro manotazo de Kirchner" y el "regalo a los acreedores", y su par de izquierdas Claudio Lozano lamentó que, en vez de un "Bicentenario sin hambre, el Bicentenario va a saciar" a los tenedores de deuda.
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