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Una turba lincha a cinco presuntos secuestradores en Guatemala

16 personas han muerto este año en el país centroamericano por esta práctica

La extrema debilidad del Estado guatemalteco, cada día más incapaz de garantizar la seguridad de sus gobernados, se cobró la vida de cinco presuntos secuestradores en San Pedro Soloma (Huehuetenango, noroeste del país, en la frontera con México), donde una enardecida turba de campesinos capturó a cinco secuestradores y, tras golpearlos hasta la muerte, quemó sus cuerpos en el campo de fútbol de la localidad.

Los hechos se remontan a la noche (local) del miércoles, cuando un vecino, víctima de secuestro, fue liberado por sus captores tras el pago de 60.000 quetzales (unos 6.000 euros, una suma importante en una de las zonas más deprimidas de esta nación centroamericana).

De acuerdo con las primeras versiones, el ex rehén logró reconocer a sus secuestradores y los denunció ante los vecinos. Tras una reunión y de acuerdo con los pobladores, unas 1.500 personas, armados de palos y machetes llegaron hasta la aldea Tzlahuitz, donde residían dos de los acusados. Tras golpearlos y amenazarlos con quemarlos vivos, éstos denunciaron a sus cómplices y en otra de las viviendas de la aldea fueron capturados cuatro hombres más.

Inmediatamente, y dispuestos a dar un público escarmiento, los seis detenidos fueron llevados hasta el campo de fútbol de San Pedro Soloma, la capital del municipio, donde cinco de ellos fueron golpeados hasta la muerte y sus cuerpos rociados con gasolina y quemados. El sexto, cuyo paradero se desconocía ayer, se libró de la muerte tras reconocer que mantenía secuestrada a una adolescente de 15 años y guiar a los captores hasta el sitio del cautiverio de la joven, que fue liberada.

Durante todo el tiempo (la noche del miércoles y el jueves) los pobladores de San Pedro Soloma se coordinaron con los habitantes de municipios vecinos para que éstos colocaran barricadas en las carreteras e impidieran el paso de policías, cuerpos de socorro y representantes locales de la Procuraduría de los Derechos Humanos (oficina del Defensor del Pueblo), para evitar que se impidiera el "castigo" a los integrantes de una banda que, según argumentan los vecinos, sembraba la zozobra en aquella comunidad.

Los linchamientos se han convertido en una práctica generalizada en Guatemala. De acuerdo con la organización humanitaria Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), hasta el 30 de noviembre se habían reportado 133 casos, con un saldo de 122 personas heridas de diversa gravedad y 11 muertos.

En la distribución geográfica de estos sucesos cabe destacar que la mayoría ocurren en aquellas zonas en las que durante la guerra civil (1960-1996) ocurrieron las grandes matanzas del enfrentamiento armado, que se cerró con 250.000 muertos y 50.000 desaparecidos.

Todas estas matanzas permanecen en total impunidad y los supervivientes jamás han recibido ningún tipo de asistencia psicológica.

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