El príncipe Guillermo dio la primera pista
El espionaje telefónico a la familia real desató las alarmas del escándalo
El caso de las escuchas ilegales de News of The World (NoW) empezó en noviembre de 2005, cuando el dominical publicó una información sobre una lesión de rodilla del príncipe Guillermo que hizo pensar a sus ayudantes que alguno de ellos podía tener el teléfono pinchado, y alertaron a la policía. En abril de 2006, el diario volvió a levantar sospechas al citar unas palabras textuales de un mensaje de voz del móvil del príncipe Enrique.
En agosto, Scotland Yard detuvo al responsable de las informaciones de la familia real, Clive Goodman, y a un investigador privado, Glenn Mulcaire. En noviembre, Goodman admitió haber conspirado para interceptar llamadas de los empleados del palacio de Saint James entre noviembre de 2005 y agosto de 2006. Mulcaire admitió los mismos cargos y reconoció haber espiado a otros famosos, como el diputado liberal-demócrata Simon Hughes o la modelo Elle Macpherson.
La empresa editora defendió siempre que se trataba de un caso aislado
En enero de 2007, Goodman fue condenado a cuatro meses de cárcel y Mulcaire a seis meses. El director del diario, Andy Coulson, dimitió como responsable último de los hechos pero aseguró que no tenía conocimiento de lo que estaba ocurriendo. La línea de defensa del grupo se ciñó siempre a que se trataba de un caso aislado, y así lo defendió Les Hinton, presidente de la empresa editora, en una comparecencia parlamentaria en marzo.
Ese argumento fue aceptado por la Comisión de Quejas de la Prensa, que en mayo dictaminó que no había pruebas de que los ejecutivos de NoW tuvieran conocimiento de lo que ocurrió.
Sin embargo, el diario The Guardian sostuvo siempre lo contrario y en julio de 2009 reveló que las grabaciones ilegales se remontaban a mucho antes del episodio de Clive Goodman y afectaban a más de 3.000 personas, incluidos multitud de deportistas, políticos y famosos. Entre los afectados citó al exministro laborista John Prescott, el alcalde de Londres, Boris Johnson, y a la popular autora gastronómica Nigella Lawson. En septiembre, Scotland Yard confirmó que había identificado a numerosas víctimas potenciales, incluidos miembros de la familia real, políticos, policías y militares.
En febrero de 2010, la Comisión de Cultura de los Comunes acusó al diario de "amnesia colectiva" y concluyó que era "inconcebible" que sus ejecutivos no supieran lo que estaba pasando. Pero News International acusó a los diputados de basar sus conclusiones en insinuaciones.
El caso empezó a crecer en septiembre de ese año, cuando The New York Times se sumó a las tesis de The Guardian y sugirió que las grabaciones ilegales eran una práctica habitual en el NoW. Además, en la BBC un exreportero del diario señaló entre los responsables al antiguo director del diario y entonces director de Comunicación del Gobierno conservador, Andy Coulson. Pero Scotland Yard y la fiscalía aseguraron que no había nuevas pruebas y Coulson quedó exonerado.
Sin embargo, a principios de este año todo se aceleró. El 5 de enero, el NoW suspendió a un alto cargo de la redacción, Ian Edmondson. El día 14, la actriz Sienna Miller denunció al diario por grabarle a ella, a su entonces novio Jude Law y a otras personas de su entorno. La fiscalía anunció entonces que revisaría su posición. El día 21, Andy Coulson dejó Downing Street aunque sin asumir responsabilidades en las escuchas. El 23 de enero se confirmó que Gordon Brown estaba en las listas de posibles espiados y el día 26, la policía reabrió el caso tras recibir "nueva información significativa".
En los meses siguientes, se amplió la lista de personas afectadas y la de periodistas sancionados por NoW. El 8 de abril, News International se disculpó por las escuchas y aceptó indemnizar a algunos de los afectados y crear un fondo para posibles nuevas víctimas. La noticia de que entre los espiados estaba la joven desaparecida Milly Dowler, desvelada esta semana por The Guardian, ha llevado el escándalo a un punto de no retorno. Ahora se sabe que más de 4.000 personas pueden haber sido espiadas, incluidas víctimas de los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres y soldados fallecidos en Irak y Afganistán.
[La edición digital del diario The Guardian anticipó anoche que Andy Coulson podría ser detenido hoy bajo sospecha de haber tenido constancia de las escuchas, informa Efe].
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