La narcoguerrilla ensangrienta la jornada electoral
Los senderistas matan en una emboscada a cinco soldados que iban a custodiar un colegio en Cuzco
La narcoguerrilla de Sendero Luminoso ha vuelto a recordar a los peruanos, y sobre todo al futuro Gobierno, que pese a ser pocos son un grave problema. En la víspera de la jornada electoral los senderistas tendieron una emboscada a una patrulla militar en la región de Cuzco que se dirigía al poblado de Choquepira para realizar tareas de vigilancia en un centro de votación. Cinco soldados murieron.
Los ataques en pleno valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), la región más golpeada por el conflicto armado interno que causó casi 70.000 muertos o desaparecidos entre 1980 y 2000, se han intensificado en los últimos años, en proporción al crecimiento de la producción y el tráfico de drogas. Desde 2009, medio centenar de militares y policías han muerto en enfrentamientos con los remanentes del senderismo que, según varios expertos, cuentan con una fuerza de solo entre 300 y 500 combatientes. Eso sí, están cada vez mejor armados. Cuentan incluso con lanzagranadas capaces de derribar helicópteros a baja altura.
Desde el año 2000, la superfecie de cultivo de coca se ha duplicado
El narcotráfico mueve unos 2.500 millones de dólares al año
"Perú ya es el primer exportador de cocaína", reconoció Ollanta Humala durante la campaña. "Es un problema muy grave que debemos atajar", afirmó. Hace ya un año, la agencia antidroga de la ONU advirtió que Perú había superado a Colombia como primer productor mundial de hoja de coca con más de 120.000 toneladas métricas al año, una cifra que representa más del 45% de lo producido en la región andina. Desde 2000, la superficie de cultivo se ha duplicado y la producción y exportación de cocaína ha aumentado un 125%, hasta superar las 300 toneladas al año. El negocio genera unos 2.500 millones de dólares al año.
El narcotráfico no solo ha extendido sus redes en las zonas de producción de la sierra y la selva peruana, también ha comenzado a penetrar en las instituciones. Durante el año pasado, la prensa peruana reveló que un empresario investigado por lavado de dinero había contribuido con unos 350.000 dólares a la campaña de Lourdes Flores, entonces candidata a la alcaldía de Lima; que otro sujeto acusado de asesinato y lavado se había colado como candidato a una alcaldía en Ucayali; y que el asistente de una parlamentaria había sido detenido con 140 kilos de cocaína.
También se han incrementado los asesinatos de sicarios. El Gobierno ha reconocido que, a diferencia de los ochenta y noventa, cuando el narcotráfico estaba en manos de los carteles colombianos, ahora son los mexicanos los que se encargan de la exportación de la cocaína por mar. La coca se cultiva y se transforma en cocaína en tres zonas de Perú: el VRAE, el Alto Huallaga y el eje La Convención-Lares. Y son tres los principales puertos de salida: El Callao, Paita e Ilo. La cocaína que no sale por mar se exporta a través de las fronteras con Bolivia, Brasil, Ecuador y Colombia, donde operan clanes mafiosos de varias nacionalidades.
En América Latina siempre se habla de tres modelos de narcotráfico: el mexicano, en manos de bandas de sicarios; el colombiano, que busca la corrupción política y judicial; y el brasileño, que opera a través de muchas pandillas que controlan el tráfico en las zonas urbanas. En Perú conviven los tres modelos y la falta de un plan para atajar el problema por todos los frentes ha probado inútiles todos los programas de lucha antidroga puestos en marcha. Los expertos que han aparecido en los medios peruanos en la campaña han coincidido en que los Gobiernos del expresidente Alejandro Toledo y el saliente de Alan García han minimizado tanto el problema de Sendero Luminoso como el del narcotráfico en su conjunto, por lo que esta patata bien caliente la hereda el gobernante que tome posesión el 28 de julio.
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