La gripe H1N1 acelera la reforma de las patentes en Venezuela
La expansión del virus, con 117 casos, empuja a Chávez a eliminar la hegemonia de las farmaceúticas
La gripe H1N1 se expande a toda velocidad también en Venezuela. El último comunicado del Ministerio de Salud indica que, hasta este domingo, se han dado 117 casos positivos en todo el país; más del doble de los que existían hace una semana, cuando el Gobierno informó que 44 venezolanos estaban contagiados. Hasta el momento, sin embargo, no ha habido víctimas mortales ni pacientes que hayan requerido hospitalización.
El virus llegó a Venezuela por avión, el 28 de mayo pasado. El "paciente cero" fue un joven de 22 años de edad que contrajo el virus durante un viaje a Panamá. La segunda y la tercera paciente fueron su madre y su hermana. El mismo patrón se ha repetido decenas de veces: de los 117 casos confirmados, la mitad se contagió del virus en el exterior del país y lo multiplicó en su entorno más cercano. "Esto indica que el virus sigue siendo importado", ha dicho la viceministra de Salud, Nancy Pérez. "Todos los casos están estables. La sintomatología es entre leve y moderada, no hay ningún paciente hospitalizado. Todos están recibiendo tratamiento y las medidas necesarias", agregó.
La distribución de las medicinas para contrarrestar el virus es gratuita en Venezuela. Pero, para prevenir, el presidente Hugo Chávez ha ideado una solución para combatir la "hegemonía" que mantienen las empresas farmacéuticas sobre la fabricación de medicamentos de todo tipo. "¿Que un laboratorio no nos deja fabricar medicinas porque tienen la patente? No, no, no", dijo Chávez el domingo durante la transmisión de su programa Aló, presidente y dio la orden a su ministro de Comercio, Eduardo Saman, de que revise la normativa de patentes vigente en Venezuela para comenzar a trabajar en su reforma. "Una canción es una propiedad intelectual, pero un invento o un descubrimiento científico deben ser conocimientos del mundo, especialmente en medicina" agregó Chávez. Así como ya lo ha hecho en la telefonía, en la petroquímica y en la producción de alimentos, el Gobierno venezolano ahora también ha metido mano en el negocio de los medicamentos. El 3 de mayo pasado, Chávez inauguró la planta de producción del Servicio Autónomo de Elaboraciones Farmacéuticas (Sefar) -una empresa del Estado dedicada a la producción de insulina, antibióticos, jarabes y antirretrovirales, "a precios solidarios"- y anunció la aprobación de un crédito por más de 28 millones de euros para la construcción de la primera fase de un complejo industrial farmacéutico. "Este complejo socialista va a ser uno de los más grandes de América Latina, cuidado si no el más grande, además con la maravilla que es de propiedad social, no es privado, que va a vender las medicinas", dijo Chávez en aquel momento.
Pero tal parece que el Gobierno ya ha se topado con algunos obstáculos vinculados con la propiedad intelectual en la fabricación de sus propias medicinas socialistas. Según dijo el domingo el ministro de Comercio venezolano, Eduardo Samán, "las patentes se han convertido en un obstáculo para la producción y no podemos permitir que haya barreras a la medicina, a la vida, a la agricultura". De ahí que el Estado-fabricante promueva la reforma de las leyes.
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