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Cuenta atrás en Irán

El fútbol entra en campaña

La corresponsal de EL PAÍS habla de fútbol, un deporte que se ha convertido en una cuestión de Estado

Hoy es el día decisivo para los iraníes. Sí, no se me ha ido la olla, ni me he emborrachado de mítines y propaganda electoral. Dentro de unas horas, cuando sean entre las siete y las nueve de la tarde en Teherán, van a enfrentarse en el estadio Azadí las selecciones nacionales de fútbol de Irán y de Emiratos Árabes Unidos. El resultado es clave no solo para la clasificación de los iraníes en el Mundial de Suráfrica de 2010, sino para determinar el humor con el que el viernes van a acudir a las urnas. Y los candidatos lo saben.

A ver si no por qué se mostró tan diligente Mahmud Ahmadineyad cuando el pasado domingo el equipo patrio solo logró empatar ante Corea del Norte. El mandatario envió el avión presidencial a Pyongyang para que sus chicos pudieran regresar inmediatamente a casa y preparar el choque de hoy contra los emiratíes. No solo eso. También prometió su intervención personal para "resucitar" al alicaído combinado nacional. Desde que en abril los iraníes perdieran en casa frente a Arabia Saudí, tradicional rival deportivo y político en el vecindario, el fútbol se ha convertido en cuestión de Estado.

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Los entendidos locales, es decir el 99% de los iraníes, aseguran que Ahmadineyad, presente en el estadio el día de esa humillación, intervino en la decisión de cambiar al seleccionador. La destitución fulminante de Ali Daei no sorprendió tanto como el nombre de su sucesor. Afshin Qotbi no contaba con el beneplácito de la federación iraní por tener pasaporte de Estados Unidos, el país donde ha hecho la mayor parte de su carrera. Al parecer el presidente minimizó ese detalle. Y por si quedaran dudas de su apoyo, varios carteles electorales lo muestran vestido con los colores de la selección y dando una patada al esférico.

En cualquier caso, Qotbi tiene más moral que el alcoyano. Aceptó tomar las riendas del equipo con muy poco tiempo para cambiar de rumbo. E incluso tras su falta de éxito en Corea, ha defendido que va a clasificarse para el Mundial. Para eso, tiene que lograr que la selección iraní gane hoy por dos a cero, algo casi tan difícil como que alguno de los candidatos a la presidencia obtenga el 51% de los votos en la primera vuelta de las elecciones, el próximo viernes.

El principal rival de Ahmadineyad, el moderado Mir-Hosein Musavi, tampoco quiere desaprovechar la ocasión para marcarse un tanto. Su marcha de hoy se ha adelantado a las cuatro de la tarde, partirá de la plaza de Enghelab (Revolución) y se dirigirá a la de Azadí (Libertad), a medio camino del estadio del mismo nombre. Nadie se atrevería a convocar un mitin a la hora del partido. Si en algo están de acuerdo los iraníes de cualquier tendencia política, es en su afición al fútbol y en la defensa del orgullo nacional.

Aun así, los observadores estiman que un triunfo contra Emiratos beneficiaría al presidente saliente, que podría capitalizar su apoyo a la selección y las previsibles imágenes felicitando al equipo. Más impredecible resulta calcular el alcance de la fiesta que se desatará en Teherán aprovechando el relajo de los controles ìmpuestos por la campaña electoral. Tampoco hay que dejarse engañar por las apariencias. Algunos blogueros aficionados al fútbol se niegan a llamar al estadio Azadi por su nombre porque aseguran que en este país no hay verdadera libertad.

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, juega al fútbol con la selección de Irán.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, juega al fútbol con la selección de Irán.

Decisivo gol de Karimi

La selección de Irán venció por la mínima, 1-0, a la de Emiratos Árabes Unidos. Ali Karimi anotó el tanto de la victoria en el minuto 53'. Un gol que permite al combinado iraní conservar sus esperanzas de clasificación para el Mundial de Suráfrica 2010.

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