Un condenado a muerte en Utah elige ser fusilado
El reo opta por un tipo de ejecución que no se practica desde hace 14 años
Ronnie Lee Gardner, de 49 años, fue condenado a la pena capital por el asesinato en 1985 de Michael Burdell, un abogado defensor, cuando trataba de escaparse de un tribunal de Salt Lake City por un primer juicio en el que estaba acusado de matar a un camarero. Tras pasar 25 años en el corredor de la muerte, el lunes por la noche perdió su última apelación ante la Corte Suprema de Utah. Todo estaba listo para que el pelotón formara en la madrugada de hoy.
El reo muere fusilado por decisión propia. Oklahoma y Utah son los únicos Estados que permiten este tipo de ejecuciones en Estados Unidos. En el caso de Utah, lo permitía, porque desde 2004 desterró de sus leyes esta opción. Sin embargo, los condenados antes de ese año pueden todavía elegir entre el fusilamiento y la inyección letal. La mayoría se decanta por la segunda opción. Gardner, no. Así que Utah fusila a un reo por primera vez en 14 años. Oklahoma permite el pelotón de fusilamiento solo en caso de que un tribunal dictamine inconstitucional la inyección letal o la electrocución.
Los verdugos son cinco agentes anónimos armados con fusiles
El caso de Gardner es especialmente macabro. Desde que las instancias legales estatales rechazaron conmutarle la condena a muerte por cadena perpetua hace varios meses, el preso ha estado sopesando las ventajas e inconvenientes de morir tiroteado o inyectado por un cóctel mortal de químicos. Finalmente, decidió que quería poner fin a su vida atado a una silla, con la cabeza cubierta con una capucha y una diana colgada del pecho. Cinco agentes ejercerán de verdugos con el visto bueno del Departamento de Prisiones. Los cinco irán armados con rifles del calibre 30, pero solamente cuatro dispararán balas reales, el otro lo hará con fogueo.
Gardner tiene un largo historial delictivo. Con apenas 10 años, comenzó a volverse adicto al LSD y la heroína. Poco después fue ingresado en un psiquiátrico, aunque no se le diagnosticó ninguna enfermedad mental. Los médicos pensaron que estaría mejor allí que en la calle. De vuelta a la libertad, fue víctima de abusos sexuales durante su adolescencia. A los 23 años ya era un asesino.
La sala de ejecuciones es una habitación de seis metros por siete, cuyos cristales son antibalas y opacos, para proteger "física y emocionalmente" a los testigos, según informa la oficina de prisiones de Utah. Solo otras dos personas han sido fusiladas desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de muerte en 1976 tras un parón de cuatro años. Todas han sido en el Estado de Utah. En los más de 160 años de historia de pena de muerte en EE UU, 40 de un total de 49 personas que han sido ejecutadas por un pelotón lo han sido en Utah, según el Centro de Información para la Pena de Muerte (DPIC, en inglés).
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