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Reportaje:

El chavismo y sus logros. Lección primera

Los centros privados de Venezuela temen que la nueva Ley de Educación adoctrine a los niños en el socialismo

Francisco Peregil

Si hay un tema polémico en Venezuela, ése es el de la educación. Las marchas contra el presidente Hugo Chávez que se iniciaron en Caracas en 2001 y derivaron en los paros de la industria petrolera hasta poner en jaque al Gobierno comenzaron porque el Gobierno pretendía emprender una reforma educativa. En los ocho años que Chávez lleva en el Gobierno, la educación siempre ha ocupado el centro del debate político. Pero ahora a la oposición venezolana se le ha vuelto a erizar la piel. El Gobierno va a comenzar a abrir foros de debates en la sociedad para redactar una nueva Ley de Educación. Lo que salga de ahí, según los centros privados consultados, será algo parecido al modelo cubano.

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El domingo 25 de febrero publicaba el diario El Nacional una entrevista con la diputada responsable de la comisión de Educación, María de Queipo, en la que ésta señalaba: "Hay que estudiar el pensamiento de Chávez en los colegios". Pero ese título distorsionaba las palabras de la diputada, según explica ella misma: "Aquí en Venezuela la palabra colegio se asocia a lo privado. Y yo en ningún momento hablé de colegios sino de escuelas".

"¿Por qué no se va a estudiar el chavismo en los centros públicos?", prosigue la diputada. "¿Quiénes somos para obviar la historia de los países? ¿Cómo interpreta ahora un adolescente la visita de George W. Bush en América Latina y el viaje de Chávez por América? Eso lo tienen que ver como un proceso que se está dando y que influye en su realidad. Cuando toca matemáticas, toca matemáticas. Pero los centros educativos no pueden vivir al margen de la realidad. Y en cuanto a la religión... Nadie niega nada a los católicos. Pero tiene que haber libertad de culto. No te tienen que obligar a escuchar el catecismo de cuatro a cinco de la tarde".

Todo el mundo parece estar de acuerdo en que es necesaria una nueva Ley de Educación. Pero, tras ganar las elecciones presidenciales con un 60% de ventaja, Chávez quitó del Ministerio de Educación a Aristóbulo Istúriz, el ministro mejor valorado del Gabinete de Chávez según las encuestas, y colocó en el cargo a su hermano, Adán Chávez. Los tres años que ha pasado Adán Chávez como embajador de Venezuela en Cuba hace que la oposición desconfíe de las intenciones del Gobierno.

"Hay quienes piensan que el Gobierno les va a chupar la sangre a los niños para llevársela a Fidel Castro", reconoce Leonardo Carvajal, de la ONG Asamblea Nacional de Educación. "Pero hay razones de sobra para creer que el Gobierno pretende adoctrinar a los niños dentro del socialismo".

Respecto a eso, De Queipo señala: "Yo rechazo el concepto de adoctrinamiento... es peyorativo. Adoctrinamiento es cuando concibes la educación en términos de competencia, de habilidades y destrezas. Nosotros partimos del concepto de que el hombre es creativo. Lo único que pretendemos es superar el modelo que ha imperado hasta ahora, que promueve el individualismo, egoísmo, pragmatismo... Frente a eso, un modelo humanista, social, solidario, que no eduque sólo para el mercantilismo y el academicismo".

El jesuita de origen vasco Luis Ugalde, rector de la Universidad Católica Andrés Bello, aduce: "Yo no tengo nada que oponer a esos valores de solidaridad y humanismo. ¿Quién se puede oponer a eso? Pero la cuestión es que ellos admiran el modelo cubano de educación. Y si no lo implantan es porque temen que se alborote el gallinero. No tengo nada contra el socialismo democrático. Al contrario, siempre he votado por los socialistas. Pero me temo que ese tipo de socialismo no es el que defiende Chávez".

Muchos centros, como la Universidad Central de Venezuela, la mayor del país, con 54.000 estudiantes, 11 facultades y 65 carreras, ya están en guardia. "La reforma que pretende el Gobierno lo supedita todo al socialismo del siglo XXI. ¿Y qué hay de otras ideologías?", indica Ricardo Sánchez, secretario general de la Federación de Estudiantes.

"La universidad es una de las pocas instituciones que no ha sido secuestrada por este Gobierno", dice el vicerrector de la Universidad Central, Eliezar Narváez. "Y en el proyecto de ley del Gobierno no se habla de la autonomía de las universidades, sino de la autonomía de los institutos. Hablan de igualdad y de justicia. Pero de igualdad por debajo, que es repartir entre los venezolanos los mismos bienes sin importar la calidad".

El sociólogo y profesor de la Universidad Central Amalio Belmonte también cree que la pretensión del Gobierno es transformar las escuelas en una mera "escuela de cuadros del partido". "Y a las universidades les van quitando autonomía. No es que metan los tanques ni pongan a un coronel de rector. Pero te dan dólares para investigar si investigas lo que ellos quieren".

La visión de María de Queipo es distinta: "En las últimas décadas en Venezuela se deterioró la educación pública y se formaron verdaderos oligopolios de la educación privada. Yo llevo 20 años como profesora de Educación en la Universidad del Zulia, en Maracaibo. ¿Qué me van a contar? Que vengan a debatir conmigo, que vi cómo mucha gente del sector privado se llevaba el dinero público".

Para Gustavo Méndez, especialista en Educación del diario El Universal, la sangre no llegará al río. "El Gobierno no va a reformar la ley, sino que seguirá trabajando en sus escuelas, institutos y universidades bolivarianas que es como un sistema educativo paralelo".

Las intenciones de Adán Chávez siguen siendo una incógnita para la mayoría de sus compatriotas. El ministro de Educación no concede apenas entrevistas desde su nombramiento. Resultó imposible para este periódico hablar hasta con su jefe de prensa.

Estudiantes de educación primaria, durante un acto de celebración por el fin de un año escolar en Caracas.
Estudiantes de educación primaria, durante un acto de celebración por el fin de un año escolar en Caracas.AFP

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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