_
_
_
_
El terrorismo islamista

El agente doble que eligió la 'yihad'

El suicida que mató a siete miembros de la CIA en Afganistán se llamaba Human al Balawi, era jordano y trabajaba para Ammán y para Al Qaeda

Yolanda Monge

Su misión oficial era infiltrarse en las filas de Al Qaeda como un yihadista extranjero y obtener información para los estadounidenses sobre el paradero de la mano derecha de Osama Bin Laden, el médico egipcio Ayman Al Zawahiri. Pero el terrorista suicida que la semana pasada se inmoló en una base de la CIA en Afganistán matando a siete agentes tenía su propia agenda oculta.

Considerado un informante del espionaje jordano al servicio de los intereses de Washington en Afganistán, el espía trabajaba como agente doble al servicio de Al Qaeda, y habría sido enviado por el propio Al Zawahiri para cometer el atentado, uno de los más mortíferos —al menos conocido— en la historia de los servicios secretos de EE UU.

Jordania envió a Al Balawi a localizar al lugarteniente de Bin Laden
Más información
Obama refuerza la seguridad nacional
Abatido un líder de Al Qaeda que organizó el ataque contra la base afgana de la CIA
Las embajadas en Yemen reabren tras una ofensiva antiterrorista

La CIA reconoce haber perdido "sólo" a 90 agentes en sus más de 60 años de polémica existencia. En su sede de Langley (Virginia), 90 estrellas de color negro sobre mármol blanco representan de forma anónima cada una de las bajas sufridas. El tributo a los caídos se completa con una inscripción en grandes letras doradas que dice: "En honor de aquellos miembros de la Agencia Central de Inteligencia que dieron su vida al servicio de su país".

El autor del atentado ha sido identificado por la cadena de televisión NBC como Human Jalil Abu Mulal al Balawi, de 36 años. Era médico de profesión y provenía de Zarqa (Jordania), casualmente el mismo lugar donde había nacido el líder de Al Qaeda en Irak, Abu Musab Al Zarqawi, muerto en 2006 durante un ataque aéreo estadounidense.

Según los relatos de los medios de comunicación norteamericanos —que citan una fuente occidental conocedora de la investigación del caso—, el suicida habría sido arrestado en Jordania hace más de un año por las autoridades de Ammán, y convencido para que apoyase los esfuerzos de EE UU y Jordania en Afganistán para derrotar a Al Qaeda. Los servicios de espionaje jordanos estaban convencidos de que habían ganado al doctor para su causa y le enviaron a Afganistán, presumiblemente —y siempre según la misma fuente citada anteriormente— bajo las órdenes de un agente jordano, el capitán Sharif Ali Bin Zeid, cercano colaborador de la CIA en su base afgana.

Siguiendo un argumento digno de John Le Carré, la muerte de este auténtico agente jordano fue hecha pública la semana pasada, pero no se detalló el lugar exacto de su fallecimiento ni cuál era su misión en Afganistán. La agencia estatal de noticias jordana, Petra, sólo se limitó a decir que el capitán Zeid había sido asesinado en Afganistán "mientras llevaba a cabo labores humanitarias junto al contingente jordano de las fuerzas de paz de Naciones Unidas". Al entierro de Zaid asistió el rey de Jordania, familiar lejano del capitán fallecido.

Human Jalil Abu Mulal al Balawi, el doble agente, no fue registrado a su llegada a la base de la CIA en la provincia afgana de Khost (al sureste del país). Franqueó todos los controles de acceso a la base Chapman porque era conocido y se esperaba su visita portando "importante" información. Una de las preguntas sin respuesta hasta el momento era por qué había tantas personas —tantos agentes— en la reunión con el atacante. Según relataba ayer la cadena MSC-NBC, la respuesta está en el plan diseñado por el suicida, que, conocedor de lo mucho que se esperaba de él, fue reclamando la presencia de más y más personal de la CIA hasta que logró que estuviera la propia jefa de la base. Entonces se voló en pedazos.

Según personas familiarizadas con el modus operandi de la Agencia, tan sólo uno, como máximo dos agentes, están presentes con los informantes en el momento de recibir los testimonios. Se llevan a cabo encuentros muy reducidos para minimizar riesgos y para no exponer las identidades, tanto del espía como del colaborador.

Lo sucedido en Afganistán pone de relieve y eleva a titular de periódico la estrecha relación existente entre los servicios de espionaje jordanos y la CIA en la lucha contra el terrorismo. Tanto EE UU como la CIA son muy impopulares en Jordania, donde casi la mitad de la población es de origen palestino y donde se condena duramente el apoyo de Washington a Israel.

A pesar de que el reino hachemí colabora como el más fiel aliado de EE UU en la zona a la hora de apoyar operaciones contraterroristas y dar soporte estratégico para las operaciones del Pentágono en Irak, siempre ha intentado lucir un perfil bajo y mantener las misiones en secreto. No por más tiempo.

Los cuerpos de los siete miembros asesinados de la CIA llegaron el lunes por la noche a la base aérea militar de Dover (Delaware), donde fueron recibidos por el director de la Agencia, Leon Panetta, y familiares y amigos. Como es preceptivo en la CIA, no se han revelado los nombres de los fallecidos. Sólo se sabe que la jefa de la base atacada era una mujer, madre de tres hijos y considerada una experta veterana en estas misiones. Otros seis agentes resultaron heridos durante el ataque del pasado miércoles.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_