Vuelve a estallar la violencia en la región china de Xinjiang
Al menos cuatro personas mueren en los enfrentamientos entre la policía y un grupo de la minoría uigur
La violencia ha vuelto a sacudir la región autónoma de Xinjiang, en el oeste de China. Un número indeterminado de personas -entre ellas, dos rehenes, un policía y un guardia- han muerto hoy en un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y un grupo de "matones", que ha asaltado una comisaría, la ha incendiado y ha secuestrado a varias personas, según ha informado la prensa china. La agencia oficial Xinhua ha asegurado que los agentes han acudido al cuartel de policía de Hotan, una ciudad en el sur de Xinjiang, y han matado a disparos a varios atacantes -pero no ha dicho cuántos- y "han rescatado con éxito a seis rehenes".
Xinhua no ha explicado las razones del supuesto ataque, pero Xinjiang ha vivido en los últimos años violentos choques étnicos entre los uigures, minoría musulmana que habla su propio idioma de origen túrquico, originaria de esta región, y los han, el grupo étnico mayoritario en China.
Muchos uigures sienten un gran resentimiento hacia el Gobierno central de Pekín porque consideran que está diluyendo su cultura con el envío de han a la zona, no respeta la libertad religiosa y está extrayendo sus abundantes recursos naturales -entre otros, gas y petróleo- mientras Xinjiang sigue siendo una de las zonas más pobres del país. Los uigures representan ya menos del 50% de la población de Xinjiang, tras décadas de inmigración han desde otras provincias.
El incidente de hoy se ha producido en Hotan, una población de unos 115.000 habitantes en la que, a diferencia de otras áreas de esta región autónoma de inmensos desiertos, mesetas polvorientas y montañas, los uigures son mayoría.
Versiones discordantes sobre el incidente
La versión de lo ocurrido facilitada por el Congreso Mundial Uigur -grupo separatista con sede en Alemania- es muy distinta. Su portavoz, Dilxat Raxit, ha afirmado que varias fuentes dentro de Xinjiang le habían dicho que la violencia estalló cuando un grupo de uigures intentó manifestarse, y se produjo un choque entre quienes estaban protestando y la policía, que abrió fuego, informa Associated Press.
Según Dilxat, más de un centenar de uigures se han concentrado para protestar contra expropiaciones ilegales de tierras y para pedir información sobre parientes que, según afirman, han desaparecido en medio de la represión policial desencadenada tras los graves enfrentamientos registrados en la capital regional -Urumqi- en julio de 2009, en los que murieron alrededor de 200 personas; muchas de ellas, miembros de la etnia han, pasados a cuchillo por uigures. Desde entonces, Xinjiang ha estado especialmente en estado de tensión, y es muy difícil para la prensa extranjera viajar en esta región y comprobar de forma independiente las informaciones que facilitan las autoridades.
Pekín acusa a menudo a los separatistas uigures de llevar a cabo ataques contra policías y otros objetivos oficiales, y afirma que trabajan con Al Qaeda y militantes de Asia central para crear un estado independiente en Xinjiang, denominado Turquestán Oriental.
Denuncias sobre violaciones de derechos humanos
El pasado 5 de julio -segundo aniversario de los enfrentamientos en Urumqi-, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) volvió a denunciar la campaña de represión contra los uigures llevada a cabo los dos últimos años. Según AI, cientos de personas han sido detenidas y varias decenas han sido sentenciadas a muerte o ejecutadas. Responsables de conocidas páginas web uigures y periodistas han sido encarcelados por informar sobre las protestas o hablar con la prensa extranjera.
Hong Lei, portavoz de Exteriores chino, defendió también el día del aniversario la ola de represión, bajo el argumento de que los disturbios en Xinjiang fueron organizados por terroristas, separatistas y extremistas religiosos dentro y fuera de China. Y declaró: "El Gobierno chino ha castigado severamente a los criminales implicados en el incidente(de 2009) con objeto de mantener la estabilidad y la solidaridad nacional. En este momento, la sociedad de Xinjiang es estable, la economía se está desarrollando y todos los grupos étnicos viven juntos en armonía". Hoy, menos de dos semanas después, en Hotan, no había armonía sino violencia.
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