"Ustedes me obligaron a hacerlo"
Medios de EE UU aseguran que el asesino de Virginia dejó una nota cargada de reproches antes de cometer los asesinatos
Cho Seung Hui, el joven surcoreano de 23 años que ayer asesinó a 32 personas en Blacksburg (Virginia), en la peor matanza registrada en un campus universitario de EE UU, dejó escritas unas notas a modo de despedida antes de emprender su particular carnicería, según la versión ofrecida hoy por varios medios estadounidenses.
La cadena ABC, citando fuentes policiales, asegura que Cho plasmó en una larga carta sus quejas y las acciones que se disponía a acometer. "Ustedes me obligaron a hacerlo", concluye la nota. Al parecer, el tirador habría tomado antidepresivos, y paulatinamente se había vuelto más violento y errático. En la nota dejada en su dormitorio criticaba con desprecio e ira a los "niños ricos", los "charlatanes mentirosos" de la universidad y la "degeneración".
El periódico The Chicago Tribune, por su parte, asegura que el joven recientemente había mostrado señales de que algo en su cerebro no funcionaba del todo bien. En las últimas fechas, según este diario, que cita fuentes policiales, el presunto asesino provocó un pequeño incendio en la residencia donde duermen los estudiantes y en alguna otra ocasión llego a acechar a varias compañeras de clase.
Un ser "perturbado"
El testimonio ofrecido por la profesora Carolyn Rude, del Departamento de Literatura Inglesia de la Univesidad de Virginia, también arroja luz sobre el perfil psicológico del asesino. Según esta docente, el joven asiático escribía textos tan "perturbadores" que fue enviado a un terapeuta de la institución. Aunque no conocía personalmente al agresor, Rude ha explicado que había hablado con su colega Lucinda Roy, directora de Creación Literaria del departamento, quien sí tuvo a Cho Seung Hui en una de sus clases, y lo describió como un ser "perturbado".
"Existía cierta preocupación sobre él. En ocasiones, en clases de creación literaria, los alumnos revelan cosas y se ignora si eso es invención o si están describiendo cosas, o las están imaginando, o cuán reales son. Pero siempre nos mantenemos alertas a fin de no ignorar cosas como esas", ha indicado.
Según avanzan las pesquisas policiales, va saliendo a la luz una personalidad hermética que hace difícil escudriñar el tipo de vida y relaciones que mantenía el asesino con el resto del mundo. Por ello la Policía y las autoridades universitarias aún no han ofrecido datos que puedan explicar qué causó el estallido de violencia e ira del alumno. "Era un solitario y estamos teniendo dificultades para encontrar información sobre él", ha reconocido Larry Hincker, portavoz de la universidad.
Cho llegó a Estados Unidos en 1992 procedente de Corea del Sur, cuando era un niño, y creció en los suburbios de Washington, según han explicado las autoridades. Vivía en una residencia de estudiantes diferente a donde comenzó la matanza, la peor de este tipo en toda la historia de Estados Unidos.
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