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Tailandia extiende el toque de queda

El Gobierno dice que no habrá elecciones hasta que no se acaben los disturbios

El primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, aseguró ayer que sigue comprometido a celebrar elecciones antes de que expire su mandato a finales de 2011, pero advirtió que no considerará esta posibilidad hasta que no hayan finalizado completamente las violentas protestas que han sacudido al país durante los dos últimos meses. "Ahora solo depende de mí ver cuándo es el momento más adecuado para convocar elecciones. De momento, nadie puede decirlo. No sabemos qué pasará a continuación", afirmó ayer en su intervención semanal televisada.

Abhisit dijo que el toque de queda en vigor en la capital y otras 23 provincias, que finalizaba hoy, ha sido extendido hasta el martes "por razones de seguridad". Pero durará menos horas: de 11 de la noche a cinco de la mañana.

Los estudiantes regresan hoy a clase y la Bolsa reanudará sus actividades

El principal partido de la oposición, Puea Thai, anunció que hoy presentará una moción de censura contra el Gobierno en una sesión especial del Parlamento, aunque probablemente sea rechazada con facilidad.

Las elecciones son consideradas un elemento clave para curar las profundas heridas que ha dejado la reciente crisis política en la sociedad tailandesa. El miércoles pasado, soldados, apoyados por tanquetas, forzaron el desalojo del campamento que los camisas rojas habían instalado desde hacía semanas a lo largo de kilómetros de calles en el barrio comercial y financiero de Bangkok para pedir la disolución inmediata del Parlamento y la convocatoria de comicios. Un total de 16 personas resultaron muertas y más de un centenar heridas en los enfrentamientos a tiros que se produjeron entre los militares y algunos manifestantes y el caos que siguió al anuncio de rendición de los líderes rojos.

El primer ministro ofreció a principios de mes celebrar elecciones el 14 de noviembre, pero retiró la oferta después de que los cabecillas de los camisas rojas hicieran nuevas peticiones.

Bangkok continuó ayer el proceso de vuelta a la normalidad, tras el fin de las movilizaciones y las revueltas, que llegaron a convertir el centro de la capital en un campo de batalla. Los estudiantes regresarán hoy a clase, y la Bolsa retomará la actividad por primera vez desde el miércoles. Ese día, la sede de la bolsa fue uno de los cerca de 40 edificios a los que grupos radicales prendieron fuego en Bangkok, enfurecidos por la derrota.

Equipos de limpieza y voluntarios trabajaban ayer a marchas forzadas para desalojar las toneladas de basura y restos de lo que fue el campamento fortificado rojo, junto a algunos de los hoteles y tiendas más lujosos de Bangkok, que se vieron obligados a cerrar. Los dos sistemas de transporte ferroviario volvieron a funcionar, tras una semana paralizados, aunque con servicio limitado.

Al menos 85 personas murieron y 1.900 fueron heridas desde el inicio de las protestas a mediados de marzo. Son los choques políticos más violentos que ha vivido el país en décadas, unos choques que han radicalizado aún más una sociedad dividida entre los camisas rojas -pobres de las zonas rurales y urbanas, aunque también algunos intelectuales, estudiantes y empresarios- y los camisas amarillas, integrados por las élites empresarial y militar, y la clase media. Entre ambos, se sitúan los multicolores, que no comulgan con los unos ni con los otros, pero que se han mostrado enojados por lo que consideran el secuestro de la ciudad por los manifestantes.

Algunos líderes de los camisas rojas han dicho que reemprenderán las protestas fuera de Bangkok el mes que viene. En algunos lugares de la capital han aparecido carteles que dicen: "No abandonamos. Sólo estamos tomándonos un descanso".

Decenas de escolares y adultos realizan operaciones de limpieza en una calle del centro de Bangkok.
Decenas de escolares y adultos realizan operaciones de limpieza en una calle del centro de Bangkok.ASSOCIATED PRESS

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