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Solana y Lariyani buscan en Madrid una salida a la crisis nuclear de Irán

Ángeles Espinosa

Irán y Occidente siguen sin encontrar un lenguaje común en la crisis nuclear. "A la vista de que las presiones no han dado resultados, sería razonable cambiar la lógica de la negociación", declaró el responsable de la política nuclear iraní, Alí Lariyani, ayer a su llegada a Madrid. Lariyani dijo esperar una nueva iniciativa del alto representante europeo, Javier Solana, cuando esta tarde ser reúnan en El Pardo. Sin embargo, Solana, que cuenta con un mandato del G 6 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania), le recordará que su país no ha cumplido las resoluciones de Naciones Unidas.

La de hoy es la segunda reunión entre los dos altos funcionarios desde que el pasado marzo el Consejo de Seguridad ampliara las sanciones económicas y comerciales aprobadas en diciembre contra Irán por negarse a suspender su programa de enriquecimiento de uranio. Occidente, con EE UU a la cabeza, sospecha que trata de hacerse con armas atómicas, extremo que Teherán desmiente.

"Estamos dispuestos a dar las garantías necesarias de que no se producen desviaciones hacia la fabricación de armas", reiteró Lariyani antes de repetir que su país no acepta "condiciones previas" para hablar. Se refería a la exigencia del G 6 de que cese el enriquecimiento como requisito para buscar una fórmula alternativa a su abastecimiento de combustible nuclear sin despertar recelos de la comunidad internacional.

En su reunión anterior, a finales de abril en Ankara, Solana propuso algunas fórmulas para desbloquear la situación a la que han llevado esas posiciones maximalistas. Pero Irán insiste en que se reconozca que ya ha logrado alcanzar el nivel de potencia nuclear y a partir de ahí "cualquier idea puede discutirse", según Lariyani.

Desafío de Teherán

Irán parece confiar en que las divisiones de la comunidad internacional sobre cómo hacer frente a su desafío van a permitirle salirse con la suya por la vía de los hechos consumados. Sin embargo, ayer mismo, en la reunión preparatoria de la cumbre de los siete países más industrializados y Rusia (G 8) se acordó que si Irán continúa ignorando las resoluciones de la ONU, se apoyaran "las medidas adicionales apropiadas de acuerdo con lo previsto en la resolución 1.747". Lo que traducido del lenguaje diplomático significa una nueva ampliación de las sanciones.

Los firmantes, entre los que se encuentra Rusia, envían un claro mensaje a Irán y refuerzan la posición negociadora de Solana. No obstante, en las últimas semanas han empezado a oírse voces, incluida la del director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Mohamed el Baradei, a favor de reconocer los avances iraníes y tratar de limitar su alcance.

"La situación es compleja", admite la portavoz de Solana, Cristina Gallach, quien resume el objetivo del representante europeo: "Intentar crear las condiciones para una negociación formal partiendo de la base del cumplimiento de las resoluciones de la ONU".

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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