Rusia quiere recuperar la influencia perdida en Turkmenistan
Gazprom quiere participar en la construcción de una gasoducto en Afganistán
El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, viajó esta semana a Turkmenistán, el cuarto productor de gas del planeta. El fin de su cita con su colega turcomano, Gurbenguli Berdimujamédov es recuperar el terreno y la presencia que Rusia ha perdido en aquel país estratégico en las rutas energéticas y de transporte entre Europa y Asia.
La influencia de Moscú en Turkmenistán cayó en picado en 2009, cuando Gazprom paralizó sus compras de gas invocando como motivo una explosión en el gasoducto. Culminaba así una historia que comenzó cuando el Kremlin blandía el "arma energética" ante la Unión Europea. Entonces, aprovechando su ventaja de país de tránsito obligado para el gas de Turkmenistán, Rusia había contratado aquel combustible en grandes cantidades y alto precio con la idea de revenderlo lucrativamente en Europa. Pero la crisis económica dio al traste con aquellos planes: la demanda europea se redujo y el codiciado gas turcomano se convirtió en un lastre para Gazprom y un competidor para las exportaciones del gas ruso. De comprar a razón de 50.000 millones de metros cúbicos anuales de gas turcomano, Gazprom se comprometió comprar entre 10.000 millones y 12.000 millones de metros de gas en 2010.
Los turcomanos consideraron una afrenta el proceder de Gazprom y dieron la espalda a Rusia. La compañía nacional de hidrocarburos de China (CNPC) les ha construido un gasoducto , que pasando por Kazajistán y Uzbekistán, ha comenzado a transportar por primera vez gas turcomano a China. Además, Turkmenistán ha aumentado la capacidad de exportar a Irán (ampliando un viejo tendido de gasoducto) y acaba de retomar un polémico proyecto de los años noventa para exportar gas a Afganistán y de allí a Pakistán e India.
En Turkmenbashí, los dirigentes rusos no mostraron preocupación por los planes de exportación de Turkmenistán en dirección al Este. Rusia no tiene un tendido de gasoductos en dirección a China, por lo que no compite con Turkmenistán en aquel mercado, y además, según afirmó el viceprimer ministro ruso, Igor Sechin, "el volumen de consumo de gas en China es prácticamente ilimitado". Sechin, el responsable de la energía en el gobierno ruso, acompañó a Medvédev a Turkmenbashí y habló en nombre de Gazprom. Alexéi Miller, el presidente del consejo de directores de esta empresa controlada por el Estado, es considerado prácticamente "persona non grata" por los dirigentes de Turkmenistán desde la crisis de 2009.
La tranquilidad de Rusia respecto al mercado chino no se extiende a sus mercados occidentales. Rusia tratará de impedir la aparición de un competidor independiente en Europa, que es el principal cliente de sus hidrocarburos ahora y previsiblemente también por largo tiempo en el futuro. Rusia se vería perjudicada si el combustible turcomano, de bajo coste, llega a circular por vías paralelas y compite con el gas de sus nuevos yacimientos en Siberia o en el Ártico, de coste mucho más elevado. De ahí que el Kremlin practique una política preventiva en relación al gasoducto Nabucco, un proyecto apoyado por la Unión Europea para llevar gas de Asia Central y del Caspio a Europa, que evita el territorio de Rusia y que, para ser viable, necesita del gas turcomano.
Según Sechin, en los próximos 3 o 4 años el mercado europeo del gas aumentará en muy poca cantidad, ya que el crecimiento de la economía europea está en proceso de estabilización , del orden del 3% al 4%. "Nos parece difícil incrementar en los próximos años las exportaciones de gas a Europa, sobre todo teniendo en cuenta que allí trabajan activamente los colegas noruegos y que hay otras fuentes de suministro", dijo el alto funcionario. En las condiciones actuales "Nabucco no tiene perspectivas" y "hay que olvidarlo hasta que haya cierto crecimiento de la economía, explicó". "Para entonces", añadió, "comenzará a trabajar el Gasoducto del Norte (que unirá a Rusia directamente con Alemania por el fondo del Báltico) y habrá progresos en el Gasoducto del Sur" (el proyecto de gasoducto ruso por el sur de Europa que compite con Nabbuco) y este gasoducto "tendrá prioridad por los plazos y las fuentes de suministros"."La conclusión es que Nabbuco no tiene perspectiva", remachó Sechin.
Turkmenistán aboga por la diversificación de las rutas exportadoras pero no se ha incorporado oficialmente a Nabucco. La política de Turkmenistán es vender gas en su frontera, lo que, para Nabucco, significa asumir el problemático transporte por el Caspio, un mar afectado por contenciosos políticos y administrativos. Los países ribereños del Sur no han delimitado sus zonas marítimas y Azerbaiyán y Turkmenistán litigan por unos yacimientos situados en una zona marítima entre ambos.
En Turkmenbashí, Rusia propuso participar en el gasoducto en dirección a Afganistán. Rusia estudia la posibilidad de que Gazprom se incorpore al proyecto de construcción del gasoducto TAPI (Turkmenistán, Afganistán, Pakistán India) manifestó Sechin y agregó que Gazprom está dispuesto a distintas formas de participación, incluso como "contratista".
En el pasado, Gazprom renunció a participar en el gasoducto Este-Oeste de Turkmenistán, actualmente en construcción, porque solo aceptaba ser operador de este tendido clave para el transporte del gas de los yacimientos del Este del país a la red de gasoductos rusa (actualmente infrautilizada) o, eventualmente, a la futura infraestructura de transporte a la UE esquivando el territorio ruso. Afganistán, Pakistán, India y Turkmenistán firmaron en septiembre en Ashjabad un acuerdo marco para construir el TAPI, que está plagado de dificultades sobre todo por la inestabilidad de Afganistán y la necesidad de concertar la ruta con todos los poderes fácticos capaces de torpedearla. Además, la compañía eléctrica rusa RAO ERS planea construir una red a través de Turkmenistán a Irán, Afganistán y Pakistán. Moscú quieren estar también presentes en la explotación de la plataforma marina de Turkmenistán en el Caspio. Sechin manifestó que la empresa estatal rusa Rosneft quiere unirse a la explotación de un bloque en ese mar, en el que opera la empresa Zarubiezhneft.
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