Al Qaeda designa al sucesor de Bin Laden
El médico egipcio de 60 años fue la mano derecha del líder muerto en la operación militar estadounidense en Pakistán
Ayman al Zawahiri, el hombre que fue la mano derecha de Osama bin Laden, le ha sustituido al frente de Al Qaeda, según un comunicado atribuido al grupo terrorista que ayer difundieron diversas webs simpatizantes. No ha sido una sorpresa. Desde que un comando estadounidense matara al ominoso saudí el pasado 1 de mayo, su nombre encabezaba todas las listas de candidatos a sucederle.
Desde hace años, Al Zawahiri estaba considerado el verdadero cerebro de la organización. Aunque sin el carisma de Bin Laden, su proximidad a él le había convertido en el heredero designado. "El mando general de Al Qaeda, tras las consultas oportunas, ha decidido que el jeque Abu Mohamed Ayman al Zawahiri asuma la responsabilidad de ponerse al frente del grupo", asegura el texto difundido en las webs yihadistas.
El comunicado no explica cómo se ha procedido a su designación, pero entre los méritos de este médico egipcio, que el domingo cumplirá 60 años, destacan su corresponsabilidad en los atentados del 11-S, la idea de los dobles ataques suicidas que se han convertido en sello de la organización y un tratado en el que resume su estrategia en "causar el mayor número posible de bajas" a Estados Unidos.
Su odio hacia los norteamericanos se vio reforzado por la muerte de su esposa, un hijo y dos hijas en los bombardeos de represalia sobre Afganistán a finales de 2001. Desde entonces, y a pesar de permanecer como Bin Laden en la clandestinidad, se convirtió en el portavoz de Al Qaeda. Washington hace tiempo que ofrece 25 millones de dólares (17,6 millones de euros) por cualquier información que pueda llevar a su detención o muerte, algo que la CIA estuvo a punto de conseguir en 2003 y 2004 en las zonas tribales de Pakistán. También ahora se le cree escondido allí, y en un reciente viaje a ese país de la secretaria de Estado Hillary Clinton su nombre encabezaba una lista de cinco terroristas prioritarios que entregó a las autoridades.
Abdel Bari Atwan, director del diario Al Quds al Arabi y que entrevistó a Bin Laden en 1996, nunca lo ha dudado. "Al Zawahiri es el cerebro operacional de Al Qaeda", ha repetido una y otra vez. En su opinión, y a pesar de quienes le achacan carecer del atractivo populista de su predecesor, cuenta con el respeto de haber sido su mano derecha. Su relación con Bin Laden se remonta a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado cuando ambos coincidieron en la ciudad paquistaní de Peshawar, donde estaba la base de la resistencia contra la ocupación soviética de Afganistán.
Al Zahawiri, cirujano de formación, trabajaba como voluntario para los muyahidín, los guerrilleros musulmanes que entonces alentaba EE UU con respaldo de Arabia Saudí y Pakistán. Bin Laden, seis años más joven que el egipcio, también se había sentido atraído por la lucha "contra los ateos comunistas". El flechazo entre ambos fue inmediato. Su fascinación por la yihad (o guerra santa, como se bautizó aquella empresa), procedía de la misma fuente ideológica ya que habían sido alumnos del islamista palestino Abdalá Azzam.
Además, sus caracteres se complementaban bien. Frente al afán de protagonismo del saudí, Al Zawahiri siempre prefirió permanecer en un segundo plano. Como prueba de su amistad, el egipcio siguió a Bin Laden a Sudán cuando fue despojado de su nacionalidad saudí y luego de regreso a Afganistán, donde encontraron la protección del régimen talibán. Testimonios de antiguos combatientes atribuyen a Al Zawahiri una gran influencia ideológica sobre Bin Laden y la paternidad de su declaración conjunta de "guerra santa contra los judíos y los cruzados" en 1998, que sentó las bases de Al Qaeda.
Al día siguiente de la muerte de Bin Laden, Al Zawahiri prometió venganza. Los analistas temen que ahora trate de intensificar los atentados para marcar su autoridad. Los talibanes paquistaníes anunciaron ayer su satisfacción con el nombramiento y se espera que el resto de las ramas de la multinacional del terror haga lo propio.
El comunicado que le consagra como nuevo hombre más buscado del mundo también señala que Al Qaeda va a seguir luchando contra "los infieles que atacan las tierras del islam, con Estados Unidos y su lacayo Israel a la cabeza". Pero esa retórica apenas oculta que su defensa de la violencia ha convertido la organización terrorista en un fenómeno marginal, tal como demuestran las revueltas en los países árabes.
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