Protesta en Cuba sin precedentes
Las Damas de Blanco culminan una semana de movilizaciones para pedir la libertad de los presos políticos
Las Damas de Blanco terminaron ayer una semana de protestas y movilizaciones en demanda de la excarcelación de los presos políticos con una marcha hasta la sede del Parlamento. Como en días anteriores, las autoridades permitieron la manifestación opositora y se aplicó el consabido guión: misa, caminata por las calles, acto de repudio espontáneo del pueblo indignado, cordón policial para proteger a las mujeres opositoras y todo organizado a la perfección. No hubo violencia ni incidentes, si bien los insultos de gusanas y mercenarias volvieron a sonar en las calles de La Habana.
Esta vez fueron medio centenar de mujeres del movimiento que aglutina a las esposas, madres y familiares de los opositores del grupo de los 75, condenados en marzo de 2003 a penas de hasta 28 años de cárcel por "conspirar con EE UU". De ellos, 53 siguen en prisión.
Como cada domingo desde hace siete años, las Damas asistieron primero a una misa en la iglesia de Santa Rita, en el barrio habanero de Miramar. Diplomáticos de una decena de países, incluidos Alemania, Suecia, Italia, Reino Unido, República Checa, Polonia, Hungría, EE UU y el consejero político de la embajada española, Carlos Pérez-Desoy, estuvieron en el oficio religioso, aunque no acompañaron a las mujeres en su marcha posterior por la Quinta Avenida y la Calle 42, donde se encuentra la sede de la Asamblea Nacional.
Allí, frente al edificio, las Damas de Blanco corearon unas cuantas veces "libertad" y consignas a favor de los presos, aunque sus palabras fueron inaudibles debido a los gritos de los contramanifestantes progubernamentales. Después, todos regresaron por el mismo camino ante la mirada alucinada de la gente que paseaba por el lugar. Momentos de tensión sólo hubo al final, cuando las mujeres tomaron el autobús y hubo empujones y exabruptos de un grupo de exaltados.
De cualquier modo, lo de esta semana fue un acontecimiento sin precedentes: siete días consecutivos de protestas opositoras en La Habana, bajo estrecha vigilancia policial, pero toleradas. Llamativa también fue la reacción de la gente: la mayoría de los transeúntes y vecinos ni se sumó a los actos de repudio ni a las Damas. Ayer, al pasar por un concurrido mercado de Miramar, uno de los clientes bromeaba con que a nadie le alcanza el salario: "Mire, aquí todo el mundo es opositor, pero no va de blanco, está adentro comprando boniato".
Laura Pollán, portavoz de las Damas de Blanco, aseguró que ahora, tras el fin de esta semana de movilizaciones, el grupo seguirá con su rutina, asistiendo a misa cada domingo y demandando la excarcelación de sus familiares. Según diplomáticos europeos, el foco volverá ahora a la huelga de hambre del opositor Guillermo Fariñas. Mientras, el diario Juventud Rebelde informaba ayer de que un grupo de intelectuales y políticos encabezados por el presidente boliviano Evo Morales ha suscrito un llamamiento titulado En defensa de Cuba, que denuncia que "el acoso económico y mediático a que está siendo sometida constituye un atentado contra los derechos humanos y políticos de un pueblo que decidió hacer un camino diferente".
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