Piñera busca ahora los votos de centro-izquierda
El candidato chileno de la derecha persigue a los seguidores de Ominami
El candidato presidencial de la derecha, el empresario Sebastián Piñera, comenzó a recorrer Chile, a la búsqueda, entre los sectores progresistas de centro-izquierda, del 6% de votos adicionales que requiere, si conserva los que ya tiene, para imponerse con mayoría absoluta al abanderado de la coalición oficialista, el senador Eduardo Frei, en la segunda vuelta del 17 de enero, que determinará el sucesor de Michelle Bachelet en La Moneda para el periodo 2010- 2014.
Con una ventaja de 14 puntos sobre Frei, la tarea prioritaria de Piñera en la segunda vuelta es ampliar el electorado de derecha que lo apoyó en primera vuelta, el 44%, y conquistar el porcentaje que le falta entre los votantes del independiente Marco Enríquez-Ominami, que resultó tercero con un 20% y no alcanzó a llegar a la vuelta de enero.
Piñera se ha dedicado a recorrer las barriadas donde Enríquez-Ominami obtuvo mayor votación, entre las que predominan las de sectores de ingresos medios y bajos, donde la Concertación obtenía durante dos décadas sus votaciones mayoritarias. Las encuestas previas a la primera vuelta indicaban que alrededor de un tercio de los votos de Enríquez-Ominami podría traspasar la barrera e inclinarse por Piñera.
Si bien tras su victoria Piñera mantuvo a los estrategas de la campaña, también hizo un cambio en sus equipos después de que la portavoz del Gobierno, Carolina Tohá, emigró del Gabinete de la presidenta Bachelet a la dirección del comando de Frei. Para contrarrestar la jugada de la Concertación, incorporó a su grupo como portavoces a cuatro parlamentarias jóvenes que triunfaron en las elecciones de diputados y senadores, celebradas con los comicios presidenciales del domingo.
Como precisa atraer a votantes que durante años se inclinaron por la Concertación, y ahora, al surgir Enríquez-Ominami, cambiaron su preferencia, su discurso ha incorporado preocupaciones que antes no aparecían en su agenda, en una especie de lifting conceptual. Han aumentado sus referencias al fortalecimiento de la justicia en los temas de derechos humanos, recuerda que él votó contra Pinochet en el plebiscito de 1988 con el que éste quiso perpetuarse, y busca dar un tono alegre y más juvenil a su campaña, con despliegue de nuevos recursos.
Enérgico y ejecutivo, como lo es en sus negocios, y con el ánimo que tiene aquel que va primero, Piñera ha mostrado haberse preparado con anticipación para la segunda vuelta, con la seguridad de que llegaría.
"Piñera tenía un plan B y ha reaccionado con gran rapidez, haciendo lo que corresponde, conservar el voto de la derecha, y buscar el voto de Enríquez-Ominami", sostiene el director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), Carlos Huneeus, que predijo el resultado de la primera vuelta con precisión. Incluso Piñera puede intentar capturar votos del centro que están con Frei, quien ahora está virando más hacia la izquierda con su campaña, porque necesita todos los votos de ese sector si quiere triunfar, agrega.
El equilibrio que requiere el empresario es complejo. Para capturar votos de Enríquez-Ominami, que por el padrón electoral envejecido de Chile son los mismos que desde hace décadas no se inclinan en las urnas por la derecha, Piñera no puede mostrar en primera línea a las figuras que estuvieron con Pinochet y ahora están con él. Pero sí requiere de sus votos y apoyo pleno en la campaña.
Entretanto, Enríquez-Ominami persiste en el mensaje que entregó la noche de la elección al saber que no había llegado a la segunda vuelta. No endosará sus votos a nadie, porque no es dueño de ellos, dice, pero entre sus partidarios ya hay desplazamientos. Algunos de sus asesores, que venían de la derecha, partieron directamente de regreso a las filas de Piñera, y otros se pronunciaron por la Concertación o contra Piñera. El diputado criticó que Piñera ofrece un cambio que "no es real, es un espejismo", y que un triunfo del empresario sería un retroceso.
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