El Papa condena en Belén el muro de Israel
Benedicto XVI critica la ocupación israelí y pide una patria palestina soberana
Para el Papa Benedicto XVI "es trágico ver que todavía se levantan muros" en un mundo en el que las fronteras son siempre más abiertas. De esta manera, el Pontífice ha condenado el muro de separación de nueve metros de alto y que cuando Israel lo termine se extenderá a lo largo de 750 kilómetros en Cisjordania. Benedicto XVI ha expresado su rechazo en el campo de refugiados palestinos de Aida, a dos kilómetros de la ciudad cisjordana de Belén, en el que viven unas 5.000 personas y que se encuentra a apenas 15 metros del muro de seguridad levantado por Israel y considerado ilegal por la comunidad internacional.
El sumo pontífice ya había declarado hoy a su llegada a Belén que la Santa Sede "apoya el derecho del pueblo palestino a una patria palestina soberana en la tierra de sus antepasados, segura, en paz con sus vecinos y con fronteras reconocidas internacionalmente".
Es Belén el lugar preciso para decir lo que ha dicho. En la misa celebrada ayer en Jerusalén, el Papa fue mucho mas comedido. Aludió a la "frustración, el dolor y el sufrimiento" de los palestinos y también a la expulsión -aunque empleando la palabra desplazamiento- de quienes se convertirían en refugiados. Lo que esperan ahora quienes han asistido a la misa y los palestinos de a pie es que la comunidad internacional presione a Israel para que se cumpla ese deseo del pontífice. Fayez Saqqa, diputado por Belén de Al Fatah, se declaraba satisfecho por el tono del discurso papal.
Hablando ante el presidente palestino, Mahmud Abbas, el Papa ha pedido a la comunidad internacional que haga "todos los esfuerzos posibles para la paz en Oriente Próximo" y ha glosado las palabras de su antecesor, Juan Pablo II, en 2002, al decir que "no habrá paz sin justicia, ni justicia sin perdón".
"Sé lo que habéis sufrido y estáis sufriendo a causa de las agitaciones que han afligido a vuestra tierra desde hace años. Mi corazón se dirige a todas las familias que se han quedado sin casa, a los que lloran la pérdida de familiares en acciones hostiles, particularmente durante el reciente conflicto de Gaza", ha afirmado.
En la ciudad donde la tradición cristiana sitúa el nacimiento de Jesucristo, hoy rodeada por un muro de cemento de nueve metros de alto construido por Israel, el máximo representante de la Iglesia Católica ha pedido "mayor libertad de movimiento" para los palestinos, y que se garantice el contacto entre familiares y el acceso a los lugares santos. "Los palestinos, como cualquier otro pueblo", ha dicho, "tienen un derecho natural a casarse, a formar una familia y a tener acceso al trabajo, a la educación y la asistencia sanitaria".
En una crítica firme pero indirecta de la ocupación israelí, Benedicto XVI ha recordado además que esta tarde visitará un colegio del campo de refugiados de Aida, situado dentro de Belén, para expresarles su solidaridad. "Soy solidario con el pueblo que ha perdido tantas cosas", ha dicho.
Muro
El colegio elegido para la visita está solo a unos metros del muro levantado por Israel. El Papa hablará sobre un pequeño escenario habilitado en el patio, después de que Israel negara el permiso para realizar el acto en un anfiteatro de piedra construido por los palestinos a la sombra de la enorme pared porque se veía una torreta militar y la llave que simboliza el regreso de los refugiados a sus casas.
El Pontífice ha subrayado que recuerda frecuentemente en sus oraciones a las víctimas de Gaza, y que ofrece a sus familiares "toda su comprensión". "Os llevo a todos vosotros en mis rezos cotidianos, e imploro ardientemente al Excelso por la paz, una paz justa y duradera en los territorios palestinos y en toda la región", ha dicho.
Luego ha "suplicado" a "todas las partes implicadas en el conflicto" que "aparten el rencor y la oposición" y emprendan con generosidad y sin discriminación un camino de reconciliación que "respete y reconozca los derechos y la dignidad de todos".
Joseph Ratzinger también abordó el bloqueo que padece Gaza desde hace tres años, agravado en junio de 2007 después de que Hamás expulsara de la franja a las fuerzas de seguridad leales a Abbas. "Por favor, estad seguros de mi solidaridad con vosotros en el inmenso trabajo de reconstrucción que afrontáis, y de mis oraciones para que el embargo sea levantado pronto".
Benedicto XVI ha pedido además una "reconstrucción rápida de las escuelas y hospitales" destruidos en Gaza, y ha animado a los jóvenes palestinos a "resistir" la tentación de recurrir a actos de violencia o de terrorismo. Hablando en el exterior de la sede de la presidencia palestina, Abbas ha saludado la visita del Papa y ha denunciado la política de ocupación israelí: "En esta Tierra Santa están los que siguen construyendo muros de separación en vez de puentes; los que intentan empujar a musulmanes y cristianos a abandonar esta tierra", ha dicho pocos minutos después de atravesar la imponente barrera de cemento que ha convertido Belén en una ciudad aislada de Jerusalén, vital para su desarrollo.
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