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La OTAN rechaza el desarme nuclear

La Alianza Atlántica mantendrá unas 200 bombas atómicas obsoletas en territorio europeo pese a las presiones de Alemania - La organización aprueba desarrollar un escudo antimisiles común

La OTAN seguirá siendo una alianza nuclear hasta nueva orden. El nuevo concepto estratégico que prepara la OTAN para hacer frente a las amenazas del siglo XXI mantiene la disuasión nuclear como elemento de último recurso, un factor que seguirá teniendo vigencia y valor mientras en el mundo haya otras potencias nucleares, según reitera la actualizada doctrina aliada. La decisión arroja agua fría sobre las expectativas creadas hace año y medio por Barack Obama en su discurso de Praga, donde habló de avanzar hacia un mundo desnuclearizado. Aquellas palabras presidenciales llevaron a cinco países europeos, encabezados por Alemania, a reclamar la desaparición de suelo europeo de los arsenales que guardan unas 200 bombas atómicas estadounidenses, pero ahora habrá que esperar a un futuro proceso negociador de desarme con Rusia.

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El armazón teórico sobre el que se va a sostener la OTAN en su próximo futuro, que será aprobado en la cumbre de Lisboa del 19 y 20 de noviembre próximos, sustituye al de 1999 con ánimo de responder a un mundo muy distinto en términos geoestratégicos del existente hace una década. Amenazas de nuevo cuño, como los ciberataques o la piratería, se suman a peligros clásicos agravados por la globalización: proliferación, misiles balísticos, terrorismo internacional (el inconcebible 11-S se produjo en 2001), armas químicas y bacteriológicas, sin ser exhaustivos.

"Más de 30 países están en trance de adquirir tecnología de misiles balísticos", recuerda Anders Fogh Rasmussen, que incluye en el nuevo concepto estratégico la creación de un escudo antimisiles que cubra el territorio y la población de toda la Alianza, 28 países habitados por unos 900 millones de personas.

El escudo antimisiles, debatido y asumido ayer por los ministros de Exteriores y Defensa aliados en la reunión de Bruselas preparatoria de la cumbre lisboeta, unido a la discusión sobre el futuro de la disuasión nuclear, había dado alas a Alemania para reclamar la desaparición de la veintena de bombas atómicas almacenadas en su territorio. Para Berlín son antiguallas tecnológicas de los primeros años de la guerra fría, fuera de lugar en el siglo XXI.

"El escudo antimisiles permite pensar en el progresivo abandono de la disuasión nuclear", ha venido abogando Alemania en las discusiones a puerta cerrada sobre el borrador del concepto estratégico. El desarme figuraba en el programa de la coalición de Gobierno de Berlín. En público, el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, declaró ayer que "el desarme [nuclear] ha sido un arroyuelo, pero ahora se ha convertido en una corriente política muy ancha y respetable". Una corriente que ha quedado embalsada por el reconocimiento de los otros aliados de la situación actual (un mundo con potencias nucleares y otras con ambiciones de serlo) y la radical negativa francesa a que su force de frappe nuclear entre en ningún proceso negociador.

Francia, además, mantiene que un escudo antimisiles efectivo será muy gravoso en lo económico sin ofrecer garantía absoluta de defensa. El plan consiste en unir en un futuro los sistemas de defensa antimisiles de teatro de guerra de los europeos (esencialmente de fabricación norteamericana) al sistema de defensa estratégica del propio EE UU, lo que encabrita más a París, que repudia el entreguismo tecnológico del Viejo Continente ante Washington. La futura vinculación de los sistemas europeos al estadounidense costaría, según evoluciones de expertos aliados, del orden de 147 millones de euros a pagar en 10 años por todos los socios. El coste del sistema será distinto para cada socio, en función de los arsenales que cada cual ponga a disposición de la Alianza.

Francia ha sido beligerante en la disputa ante la mirada complaciente de EE UU. "No he oído nada de vincular la defensa antimisiles a la reducción del armamento nuclear", apuntó Robert Gates, secretario de Defensa de EE UU. "Al contrario, se ha dicho que mientras vivamos en un mundo con armas nucleares la OTAN debe ser una alianza nuclear".

Miguel Ángel Moratinos declaró que "España comparte" la tesis germana. "El planteamiento alemán ha recogido muchos apoyos", agregó.

Berlín se tendrá que conformar con una formulación de la idea de disuasión nuclear en el concepto estratégico de 2010 menos abrumadora que la de hace 10 años y con la alusión de que se mantiene viva solo porque las circunstancias obligan a ello.

Los analistas especulan con que estas viejas bombas nucleares estacionadas en Europa (en Alemania, Bélgica, Holanda, Italia y Turquía) serán moneda de cambio en futuras negociaciones de desarme de Estados Unidos con Rusia.

A Moscú se le quiere hacer un guiño de complicidad invitándole a participar en el escudo antimisiles, para lo que se ha cursado una invitación al presidente Dmitri Medvédev para que acuda a Lisboa. Todos los aliados están de acuerdo en pedir al Kremlin que participe en el proyecto defensivo para demostrarle que no va dirigido contra Rusia, como alegaba Moscú con el anterior escudo concebido por EE UU en época de Bush. La OTAN sigue esperando respuesta a su invitación.

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