Malestar en Holanda por el fiasco de su operación de rescate
Tropas libias capturan a tres soldados que pretendían sacar a dos civiles
Tres soldados holandeses han caído en manos de tropas leales al líder libio Muamar el Gadafi, después de que una operación de rescate de civiles, en apariencia mal concebida, resultara un fiasco. Con el Parlamento de La Haya pidiendo explicaciones sobre lo ocurrido, diplomáticos y expertos militares se preguntan cómo ha podido intentarse una evacuación en pleno día, sin apoyo armado y privada del factor sorpresa que se presume en estos actos. Para mayor bochorno, los dos europeos que querían escapar salieron al final del país con ayuda de las autoridades libias.
Todo sucedió el pasado domingo, cuando la fragata de guerra holandesa Tromp, que patrulla en las costas de Somalia, se encontraba frente a la costa libia. Cargada con helicópteros Lynx -una nave pequeña y muy manejable destinada a usos civiles y militares-, mandó uno de ellos a una misión secreta: evacuar a dos civiles europeos. Uno de ellos es súbdito holandés e ingeniero de la empresa Royal Haskoning. Ambos deseaban abandonar Sirte, la ciudad natal de Gadafi en poder de sus seguidores. Según el Ministerio holandés de Defensa, "no podían salir de otro modo del país y los informes recibidos presentaban una situación estable sobre el terreno". Así que el helicóptero partió con tres soldados a bordo. Lo hizo solo y en misión secreta no autorizada por el dictador libio. Demasiados inconvenientes, tal vez, para un país como Holanda, que mantiene formalmente abiertos sus canales diplomáticos con Trípoli.
Sirte se encuentra a 450 kilómetros de la capital, al este de Libia, y el helicóptero apenas pudo completar su vuelo. Nada más aterrizar, la tripulación fue detenida. Defensa califica el viaje de "operación consular", una figura que contempla el rescate de civiles en problemas fuera de su tierra. Aunque los tres soldados capturados "están bien", y la misión nada tiene que ver con una guerra civil abierta, sobre ella planea ya la sombra de Bosnia. Y de su lugar más sombrío, Srebrenica. También allí cayeron prisioneros varios soldados holandeses, cascos azules de la ONU. Luego las tropas serbias del general Mladic aprovecharon esa flaqueza en terrible beneficio propio.
"Hemos mantenido silencio para no entorpecer las cosas. Lo ocurrido con nuestros tres hombres es terrible. Todos los esfuerzos se centran ahora en liberarles", dijo ayer Mark Rutte, primer ministro liberal holandés. Los sindicatos militares temen las repercusiones de la misión porque "Holanda no está en guerra con Libia y podemos hablar de violación de su soberanía territorial". "A nosotros tampoco nos gustaría que hiciera algo así un avión que no fuera de la OTAN", ha lamentado el portavoz sindical Wim van den Berg.
Está en curso una "diplomacia silenciosa" para liberar a los militares, pero no sería extraño que Gadafi trate de ganar tiempo. Si pierde terreno, y aumenta la tensión con la OTAN, el trío holandés podría acabar siendo utilizado para negociar.
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