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Libia negocia con Al Qaeda liberar a parte de sus presos

Los islamistas libios ganan peso en el seno del movimiento terrorista

Si hay un país secretista en un mundo árabe ya de por sí bastante hermético ése es Libia. Saif al Islam, el hijo del líder libio Muammar el Gaddafi, hizo, sin embargo, el domingo por la noche una sorprendente revelación: negocia con Al Qaeda la puesta en libertad de parte de sus presos encarcelados en Libia.

La Fundación Internacional Gaddafi, que preside Saif al Islam, hizo este anuncio en un comunicado publicado en su web. Las conversaciones, en las que participan "intelectuales islámicos", ha desembocado "en preparativos para liberar a un tercio de los miembros del grupo" que están detrás de los barrotes.

Los terroristas argelinos golpean en su país mientras los libios lo hacen fuera

Se trata del Grupo Islámico Combatiente Libio (GICL), aunque la web lo menciona omitiendo la referencia religiosa. Un centenar de sus militantes estaría encarcelado en Libia.

Ayman al Zawahiri, brazo derecho de Osama Bin Laden, proclamó en noviembre que el GICL se había adherido "a la red de Al Qaeda", aunque la relación entre ambos se remonta a principios de los noventa, cuando los primeros combatientes libios viajaron a Afganistán para combatir a los soviéticos. Diez meses antes, el mismo Zawahiri había anunciado la incorporación a sus filas de los salafistas argelinos del GSPC.

Algunos datos recientemente conocidos dan una idea del creciente peso de los libios en un movimiento terrorista fundado por saudíes y egipcios. "Desde 2005 los libios juegan un papel cada vez más destacado", afirma Mathieu Guidère, autor de un libro sobre Al Qaeda en el Magreb.

El Pentágono hizo pública en enero una lista descubierta en Sinjar, una localidad iraquí pegada a Siria, con fichas de cerca de 700 muyahidin extranjeros que entraron en Irak entre 2006 y 2007. Después de los saudíes, los libios son los más numerosos (18,8%).

A finales del mes pasado cayó en una emboscada en Pakistán Abu Laith al Libi, de 66 años, considerado el líder del GICL y, posiblemente, el jefe de Al Qaeda en Afganistán. Mucho antes de adherirse a la organización, Al Libi ya efectuó algunos trabajos para ella. Fue el encargado en 2002 de anunciar al mundo que Bin Laden y el jefe talibán Mulá Omar estaban vivos tras la intervención estadounidense.

Entre los radicales argelinos y los libios hay, sin embargo, una diferencia sustancial. Los primeros centran su acción en su propio país mientras que los segundos "son internacionalistas", recalca Guidère. "No creen que Libia sea un territorio autónomo de lucha yihadista".

Por esa razón y por su larga relación con el GICL en Afganistán, Hamida Layachi, un investigador argelino, sospecha que Bin Laden "se inclina porque los libios asuman la dirección de la rama de Al Qaeda en el Magreb".

"No olvidemos que los Grupos Islámicos Armados argelinos mataron en los noventa a nueve de la veintena de emisarios que les envió Bin Laden", señala Layachi. "Aquello dejó un poso de desconfianza".

Cuando llega la hora del regreso de Irak de los muyahidin, Libia teme ahora que sus terroristas vuelvan a casa con malas intenciones. Argelia se alarma, en cambio, de que, para no perder influencia frente a los libios, sus terroristas intenten multiplicar los atentados.

Said al Islam, hijo del líder libio, Gaddafi, en Viena en 2004.
Said al Islam, hijo del líder libio, Gaddafi, en Viena en 2004.EFE

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