"Kosovo no tiene nada que ver con el País Vasco"
Martti Ahtisaari, que cumple 71 años la próxima semana, es un tipo optimista. Tras una vida dedicada a la política y la diplomacia, sigue creyendo en el poder del diálogo. "No hay conflicto que no tenga solución", dice. Quiso ser maestro, "una escuela de paciencia", y llegó a presidente de Finlandia. Ha sido mediador en Namibia, Aceh (Indonesia) y Kosovo. Recibió a EL PAÍS en Madrid, tras un encuentro organizado por el European Council of Foreign Relations.
Pregunta. Los políticos occidentales manejan grandes ideas y valores en un lenguaje burocrático; nadie habla de la gente y de sus necesidades. Kosovo parece un concepto.
Respuesta. Somos demasiado teóricos. Cuando en el caso de Kosovo se esgrime la legalidad internacional no se dice que fue Slobodan Milosevic quien anuló inconstitucionalmente la autonomía de Kosovo y quien ordenó ilegalmente las matanzas y la expulsión de cientos de miles de albaneses. Eso fue lo que provocó la intervención de la OTAN. Hablamos de seres humanos que han sido maltratados y no se les puede pedir que vuelvan con los maltratadores.
"No se puede pedir a un maltratado que vuelva con su maltratador"
"El único país europeo que se ha enfrentado a su pasado es Alemania"
P. Usted sostiene que el problema no es Kosovo, sino Serbia. ¿Cómo se puede ayudar?
R. Tenemos que ayudarles para que comprendan que han perdido Kosovo, que no hay vuelta atrás. El tren de la independencia ya ha partido de la estación, y si quieren ser parte de esto tienen que conducir hasta la siguiente parada y subirse.
P. Parece que la UE no tiene una estrategia con Serbia, más allá de una futura integración. Los bandazos son constantes.
R. Les hemos ofrecido el Acuerdo de Estabilización y Asociación, que se firmó antes de las elecciones y que está condicionado a la entrega de los criminales de guerra. Es muy importante ser estrictos en esto. No podemos promover la idea en Serbia de que los crímenes pueden quedar impunes.
P. No hay catarsis en Serbia.
R. El único país europeo que se ha enfrentado a su pasado es Alemania. Rusia no lo ha hecho.
P. Tampoco Croacia, y va a entrar en la Unión Europea.
R. Exacto.
P. Los serbios dicen que son los únicos castigados.
R. Pueden echarle la culpa a Milosevic. Los dictadores no pueden cometer crímenes e impulsar la limpieza étnica y pensar que no tendrá consecuencias jurídicas ni afectará a la soberanía. Milosevic perdió Kosovo y nada lo va a cambiar.
P. ¿Cree que Serbia busca la partición de los tres municipios al norte de Mitrovica?
R. No sería una buena idea, si se separan reconocerían la independencia del resto. Creo que la misión de la UE [unos 2.000 jueces, fiscales y policías] debe tener presencia en todas las zonas de Kosovo sin excepción.
P. ¿Qué piensa de la posición de España sobre Kosovo?
R. No creo que España necesite protegerse. Es bueno reconocer que Kosovo es un caso sui géneris. Está separado de Serbia desde hace nueve años, cuando terminó la guerra en 1999. Desde entonces, el comportamiento de las autoridades serbias no ha hecho sino ahondar y confirmar la pérdida. No ofrecieron la autonomía hasta el último minuto, cuando era tarde.
P. Parece que España conecta Kosovo con el País Vasco.
R. Espero que no, porque Kosovo no tiene nada que ver. Quizá alguna gente trate de convertir Kosovo en un precedente y utilizarlo, pero lo harían de todas las maneras aunque Kosovo fuese de otro planeta.
P. En Kosovo hubo limpieza étnica y el 90% de sus habitantes está a favor de la independencia.
R. No hay nada así en Europa. Ningún país, incluida España, según creo, rechaza la idea de que es un caso sui géneris.
P. ¿Ayudaría si la Unión Europea suavizase su política de visados con Serbia?
R. Eso es muy importante. Es ridículo que en la guerra fría pudieran viajar con mucha más facilidad que ahora. Entonces trabajábamos duro para conseguir que salieran y vieran otro tipo de vida, y ahora les dejamos encerrados. No tiene sentido.
P. El plan Ahtisaari, su plan, está diseñado para proteger a las minorías en Kosovo, pero Belgrado ha dado la orden a los serbios de Kosovo de que corten todos los contactos con Pristina y que no participen en las instituciones. ¿Cómo se les puede ayudar en contra de su voluntad?
R. Tenemos que reconstruir esos lazos. Llevará tiempo. Tenemos que ser cuidadosos, no dar la impresión de que existe la posibilidad de cambiar algo, de que es posible regresar a la mesa de negociaciones. Ellos tendrán que decidir si quieren vivir en Kosovo o no. Nadie les puede forzar. Si quieren quedarse tendrán que mirar hacia el futuro.
P. Mitrovica es como una prisión en la que las autoridades serbias mantienen encerrados a otros serbios. Liberarles va a ser muy difícil.
R. Lo es. Pero son ellos los que tienen que liberarse. No debemos tratar de entender el comportamiento de sus líderes, sino impedirlo. Es como si unos padres premiaran con dulces a sus hijos cada vez que hacen algo equivocado; aprenderían que el mal comportamiento tiene un premio. La comunidad internacional ha actuado así con Serbia.
P. ¿Cuál cree que es el objetivo de Rusia en esta partida?
R. No lo sé. Creo que no podrá sostener su papel durante mucho tiempo. Parece una política cortoplacista. Pensar que así va a reforzar su papel en el mundo está fuera de la realidad.
P. Existe la posibilidad de resolver ahora el problema de Kosovo o de crear uno que dure 30 años consintiendo la partición de hecho del norte de Mitrovica.
R. Algunos diplomáticos me decían: "¿Por qué tienes prisa? Si ya tenemos muchos conflictos congelados en el mundo, como Oriente Próximo". Pero yo no creo que nuestro objetivo deba ser la creación de conflictos congelados, sino el de solucionarlos.
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