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Israelíes y palestinos vuelven a entablar negociaciones indirectas de paz

El mediador estadounidense George Mitchell se entrevista con Netanyahu y hará lo mismo con Mahmud Abbas

Israel y la Autoridad Palestina vuelven a negociar un hipotético acuerdo de paz. Las conversaciones serán de momento indirectas, a través del mediador estadounidense George Mitchell, y nacen envueltas en un notable pesimismo por ambas partes. Quizá ese pesimismo resulte el único motivo de esperanza: cualquier avance, por mínimo que sea, podrá ser considerado un éxito imprevisto.

Las gestiones de Mitchell serán informales hasta el fin de semana, cuando la ejecutiva de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tiene previsto reunirse y dar el visto bueno al proceso. Los países de la Liga Árabe ya lo hicieron la semana pasada. Mitchell se ha entrevistado con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y lo hará en los próximos días, probablemente el viernes, con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.

Ninguna de las dos partes ha elaborado propuestas concretas y ninguna de las dos partes cree que se pueda conseguir algún tipo de resultado. El viceprimer ministro israelí, Dan Meridor, representante del ala menos radical del gabinete conservador de Netanyahu, pronostica que tanto israelíes como palestinos tendrán como único objetivo atraerse las simpatías estadounidenses "y no conseguirán aproximar posiciones, sino alejarse todavía más".

Tampoco espera gran cosa Mahmud Abbas, que ha fijado un plazo máximo de cuatro meses a las negociaciones pero teme "un rápido colapso" de las mismas si Israel no deja de construir por completo en las colonias de Cisjordania y no se abordan de inmediato los grandes temas: fronteras, Jerusalén, refugiados, agua. "De las minucias ya hemos hablado bastante durante años", dice. Los israelíes, sin embargo, quieren empezar por las "minucias" (seguridad, comercio, etcétera) porque consideran que los asuntos importantes sólo pueden afrontarse en una negociación directa, cara a cara, y prefieren dejar el delicadísimo punto de Jerusalén para el final del proceso, cuando (si eso llegara a darse) haya acuerdo en todo lo demás.

Abbas califica al Gobierno de Netanyahu de "radical y terco". Netanyahu, a su vez, sospecha que Abbas sólo quiere ganar tiempo para forzar a Estados Unidos a presentar su propio plan de paz: cualquier concesión sería menos difícil de explicar a la opinión pública palestina si viniera impuesta por la superpotencia patrocinadora.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha sido quien ha forzado el retorno a unas negociaciones que se rompieron a finales de 2008, cuando Israel inició la operación Plomo Fundido contra Gaza. Israelíes y palestinos han aceptado a regañadientes los contactos indirectos, que, sin embargo, aportan a ambos algún tipo de beneficio temporal. Para Israel pueden suponer un alivio de la creciente presión internacional contra la ocupación y colonización de los territorios palestinos. La Autoridad Palestina, por su parte, certificará ante Estados Unidos y la Unión Europea, que subvencionan su funcionamiento, su evolución hacia posiciones teóricamente moderadas y dialogantes.

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Hamás, que domina Gaza y es en Cisjordania una oposición hostigada por el partido mayoritario, Fatah, sigue sin reconocer la legítima existencia de Israel y ya ha expresado un rotundo rechazo a la negociación: "Cualquier acuerdo que pueda alcanzarse será en perjuicio del pueblo palestino".

El mediador estadounidense George Mitchell, a la izquierda, se entrevista con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El mediador estadounidense George Mitchell, a la izquierda, se entrevista con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.FRANCE PRESS

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