El Gobierno de Prodi se divide sobre la ley de parejas de hecho
El Gobierno de Romano Prodi se dividió ayer por una cuestión tradicionalmente peligrosa en la política italiana: el reconocimiento de las parejas de hecho. La mayoría de centroizquierda consiguió que la Cámara de Diputados diera un primer visto bueno a la cuestión, que debería plasmarse en un proyecto de ley a mediados de febrero. Pero el ministro de Justicia, el centrista Clemente Mastella, se disoció del resto del Gabinete y votó contra la moción, alineándose con una propuesta contraria presentada por Forza Italia.
El borrador sobre el que trabaja Prodi es modesto. Contempla el reconocimiento de las parejas de hecho, heterosexuales u homosexuales, a través de un contrato privado que facilitará el cobro de seguros y herencias, pero las mantiene alejadas de los registros públicos y les prohíbe adoptar hijos o recurrir a técnicas de fecundación asistida.
Como prueba de que el Gobierno italiano deseaba evitar enfrentamientos con la jerarquía católica, la misión de defender el borrador fue encomendada a Rosy Bindi, ministra de la Familia y diputada católica con voto de castidad. "No procederemos al reconocimiento de la convivencia en cuanto a tales [uniones civiles], sino sólo a los derechos de las personas que forman parte de las parejas de hecho, sin discriminaciones sexuales", explicó.
Máxima cautela
Prodi quería moverse con la máxima cautela. La Conferencia Episcopal insistió en el rechazo a cualquier ley sobre las parejas de hecho, fuera como fuera, con el argumento de que el simple hecho de reconocerlas legalmente perjudicaba a las familias tradicionales. El mensaje de los obispos, respaldado por el Vaticano, tuvo repercusión en el interior de la coalición gubernamental.
El presidente de la República, el ex comunista Giorgio Napolitano, estrechó aún más el margen de Prodi al declarar el lunes, durante una visita a Madrid, que había que "tener en cuenta los temores de la Iglesia" y convenía "conseguir una síntesis de sensibilidades" a través del "diálogo con la Iglesia católica". Prodi, católico, sólo pudo asentir y callar.
La moción de ayer consiguió salir adelante en la Cámara de Diputados porque se limitaba a transcribir el fragmento del programa electoral que hacía referencia, en términos muy vagos, al reconocimiento de las parejas de hecho, y porque Silvio Berlusconi dio libertad de voto a sus parlamentarios. Varios de ellos apoyaron al Gobierno. El ministro de Justicia, Clemente Mastella, insistió sin embargo en que el Gobierno no debía contar con él para legislar "sobre una materia que afecta a los valores y las convicciones personales y, por tanto, no está sujeta a vínculos programáticos o de coalición". El proceso de aprobación quedó condenado a grandes dificultades.
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