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AMENAZA DE GUERRA | El frente París-Berlín-Moscú

Francia y Rusia amenazan con el veto en la ONU

París y Moscú se comprometen a impedir una resolución de la ONU que autorice la guerra

Ninguna fisura en el frente de los países que se oponen a la guerra. En vísperas de una reunión crucial del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la crisis iraquí que se celebrará mañana, los ministros de Exteriores de Francia, Rusia y Alemania firmaron ayer una declaración tripartita con la que intentan deslegitimar un ataque militar estadounidense contra el régimen de Sadam Husein. Sin pronunciar en momento alguno la palabra veto, el jefe de la diplomacia francesa, Dominique de Villepin, aseguró rotundamente: "No habrá una segunda resolución que autorice el recurso a la fuerza". La estrategia de estas tres potencias apunta a la necesidad de prolongar el trabajo de los inspectores de armas de la ONU en Irak.

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La labor diplomática de estos tres países no puede estar más clara: se trata de un último intento para impedir que Estados Unidos desencadene la guerra para permitir que los inspectores de la ONU continúen trabajando sobre el terreno. En el supuesto de que cuenten con la ONU, estos tres países siguen confiando en que la resolución avalada por Bush, Blair y Aznar no tenga mayoría suficiente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, evitando así que esto coloque en la lógica del veto a Francia y Rusia, dos de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Pero, conscientes de que la mayoría del Consejo podría cambiar de opinión, ayer decidieron amenazar, de modo más preciso que hasta ahora, con bloquear la segunda resolución, llegado el caso.

Las autoridades francesas prefieren ahorrarse el ejercicio del veto, pero indican claramente a los países partidarios de la guerra que, si no le dejan otra salida, aceptarán el envite, retirando toda cobertura legal a la guerra contra Irak; o, por lo menos, la cobertura intentada por Washington, Londres y Madrid con el proyecto de segunda resolución.

Todo se concretó en unas horas. El ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, recibió a su homólogo ruso, Ígor Ivanov, y ambos visitaron conjuntamente al presidente Jacques Chirac, que la noche anterior había vuelto a París tras un triunfal baño de masas en Argelia. El alemán Joschka Fischer canceló todos sus compromisos y acudió rápidamente a la capital francesa. Por la tarde, la declaración tripartita estaba lista y con ello el anuncio al mundo de que el "frente del rechazo" tiene un proyecto distinto al de la guerra.

De este modo, De Villepin pudo recibir a la prensa con los ministros ruso y alemán a su lado. El ministro francés dio lectura a la declaración tripartita, en la que se dice literalmente: "No permitiremos que se apruebe una resolución que autorice el uso de la fuerza. Rusia y Francia, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad, asumirán todas sus responsabilidades en este aspecto". Se le preguntó de diversas maneras si esto implica el anuncio del veto, pero el jefe de la diplomacia francesa eludió esa palabra en todo momento. "No habrá segunda resolución que autorice el empleo de la fuerza por el Consejo de Seguridad", dijo taxativamente. "Los términos son claros", insistió. "China comparte" la aproximación franco-ruso-alemana a la crisis iraquí, añadió el ministro de Exteriores ruso.

La declaración tripartita explica el porqué de este punto de vista: las inspecciones están dando resultados importantes, y tanto Rusia, como Alemania y Francia "aportan su apoyo decidido a los señores Blix y El Baradei". Los autores de la declaración consideran la reunión del Consejo de Seguridad de mañana, día 7, como "una etapa importante del proceso". Invitan "firmemente" a las autoridades iraquíes a "cooperar más activamente con los inspectores en la vía de un desarme completo de su país" y avisan de que "esas inspecciones no pueden continuar indefinidamente".

Francia, Rusia y Alemania relacionan el proceso de desarme de Irak con un arreglo global de paz en Oriente Próximo, principalmente entre Israel y la Autoridad Palestina. Una guerra acentuaría las divisiones y la inestabilidad en la región, mientras que una salida pacífica de la crisis iraquí contribuiría a reducir las tensiones.

Si los 230.000 soldados desplegados en el Golfo efectúan un ataque militar, éste será ilegal, según el punto de vista de París y de Moscú. El mensaje gira en torno a la ilegitimidad de una guerra sin la cobertura de Naciones Unidas, que situaría a Estados Unidos y a quienes le apoyen en el papel de país agresor y al margen de la comunidad internacional. Es la línea de pensamiento de Dominique de Villepin, tal como la expuso el jueves pasado en la entrevista concedida a EL PAÍS y a otros cuatro diarios europeos, cuando se preguntaba quién puede decidir un cambio de régimen en Irak: "¿Es que la ONU no es la única instancia legítima para ello?", se interrogaba el jefe de la diplomacia francesa.

Esos propósitos chocan con los atribuidos a Villepin por el semanario francés Le canard enchaîne, que ayer ponía en boca del ministro de Exteriores la afirmación de que "usar el veto es como disparar por la espalda a los norteamericanos", supuestamente realizada ante un grupo de diputados franceses proatlantistas.

Villepin, Fischer e Ivanov, ayer tras su reunión en París.
Villepin, Fischer e Ivanov, ayer tras su reunión en París.REUTERS

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