"Dijeron que me llevarían hasta el límite de la muerte"
La Cruz Roja confirma las "torturas" de la CIA en un informe confidencial
"Me dijeron que no permitirían que muriese, pero que me llevarían hasta el límite de la muerte". "Me ataban a una cama, que colocaban en posición vertical. Ponían una tela en mi cara y un guardia echaba agua fría [...] sobre la tela, para que no pudiese respirar". Son algunos de los testimonios de presos de Guantánamo que recoge un informe confidencial del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El organismo, encargado de supervisar el cumplimiento de las Convenciones de Ginebra, confirma las "torturas" que la CIA aplicó a sospechosos de terrorismo en la "guerra contra el terror" de la Administración Bush.
Las conclusiones se basan en entrevistas que miembros de este organismo mantuvieron con 14 detenidos "de alto nivel" en la prisión de Guantánamo, en 2006. Uno de los entrevistados es Jalid Sheij Mohamed, presunto "cerebro" de los atentados del 11 de septiembre. Capturado en Rawalpindi (Pakistán) en marzo de 2003, contó a los miembros del CICR que, tras su traslado a Guantánamo, los encargados de interrogarle le informaron de que habían recibido "luz verde" de Washington para hacérselo pasar "muy mal". "Si percibían que no estaba cooperando", continúa Mohammed, "me ponían contra la pared y me pegaban puñetazos y golpes en el cuerpo, la cabeza y la cara. Colocaban un collar gordo y flexible de plástico en mi cuello para que un guardia me lanzase contra la pared".
El CICR envió el informe al Gobierno de Estados Unidos, como procedimiento normal en estos casos, y ahora ha sido publicado por el periodista del New York Review of Books Mark Danner. Un portavoz del organismo ha declarado a esta web que "lamenta" la publicación del documento, pero ha certificado su veracidad. El CICR se ha negado a proporcionar más información.
Las prácticas ilegales, subraya Mark Danner en su relato del informe, incumplieron incluso los términos del debate sobre cómo llevar a cabo los interrogatorios, que se produjo entre miembros del Pentágono y del departamento de Justicia a partir de 2002. El grupo de trabajo formado para discutir las técnicas de interrogatorio concluyó, por ejemplo, que la técnica de "privación del sueño" del prisionero no podía exceder los cuatro días. Abu Zubaydah, otro de los presos, declaró al CIRC que no había podido dormir nada durante "entre dos y tres semanas": "Si empezaba a quedarme dormido, uno de los guardias venía y me lanzaba agua a la cara".
Un secreto no tan secreto
Desde el momento de su captura, el 28 de marzo de 2002, Abu Zubaydah pasó de un mundo clandestino, el de los líderes de al Qaeda, escondidos tras el 11-S, a otro, el de la "red global secreta de internamiento" puesta en práctica por la CIA bajo la autoridad, otorgada directamente, por el presidente George Bush en un "memorando de entendimiento" firmado el 17 de septiembre de 2001. Este sistema secreto incluía prisiones en bases militares por todo el mundo, desde Tailandia a Afganistán, pasando por Marruecos, Polonia y Rumanía.
Prisiones "secretas" que, según Mark Danner, no fueron tan secretas. En 2002, uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos publicaba en su portada: "Si no violas los derechos humanos de alguien alguna parte del tiempo, probablemente no estáis haciendo bien vuestro trabajo", una frase pronunciada por un oficial estadounidense encargado de supervisar la captura y la transferencia de acusados de terrorismo.
Justo antes del quinto aniversario del 11-S, George W. Bush declaró ante un auditorio de altos cargos, dignatarios, y familias que habían sido víctimas del ataque, que Estados Unidos había creado un universo oscuro y secreto para retener e interrogar a terroristas capturados: "Un número pequeño de sospechosos de terrorismo [...] ha sido capturado e interrogado fuera de Estados Unidos, en un programa distinto operado por la CIA", declaró George W. Bush, que aludió a las prácticas de la CIA como "conjunto alternativo de procedimientos": "Sabíamos que Abu Zubaydah tenía más información que podía salvar vidas inocentes, pero dejó de hablar...Entonces, la CIA usó un conjunto alternativo de procedimientos. Estos procedimientos se designaron para que fueran seguros, respetuosos con nuestras leyes, nuestra Constitución, y los tratados que hemos firmado". Barack Obama firmó hace unos días una orden que invalida todas las instrucciones impartidas por George W. Bush en relación con el uso de la tortura, las escuchas ilegales y otras medidas de dudosa legalidad puestas en marcha durante la guerra contra el terrorismo.
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