Cuba y Estados Unidos reanudan el diálogo
Las conversaciones sobre asuntos migratorios abren la puerta a la normalización de relaciones.-Los dos países negocian un sistema de correo directo
El Gobierno cubano ha aceptado la invitación de Estados Unidos para reanudar las negociaciones sobre asuntos migratorios y establecer un sistema de correo directo entre este país y la isla, lo que puede ser el primer paso de un proceso de normalización de relaciones por el que Barack Obama ha apostado desde el primer día de su Administración.
La decisión del Gobierno cubano, comunicada el sábado a través de una nota oficial remitida a las autoridades norteamericanas, ha sido recibida en Washington como "un gesto positivo en la dirección correcta", según informó ayer un portavoz del Departamento de Estado.
Esa fuente no precisó cuándo ni dónde se producirán esas negociaciones, pero manifestó que estas podrían, eventualmente, abordar otros asuntos de interés de común, como la lucha contra el narcotráfico y la asistencia mutua en casos de catástrofes naturales como los huracanes, muy frecuentes en Cuba.
EE UU y Cuba han mantenido de forma permanente conversaciones sobre asuntos migratorios desde que, en 1994, una oleada masiva de refugiados procedentes de la isla causó un serio problema de seguridad en las costas de Florida, el destino habitual de quienes huyen de Cuba en precarias embarcaciones.
Esas conversaciones se prolongaron con escasos resultados hasta que el presidente George Bush decidió interrumpirlas en 2003 como represalia por el deterioro de la situación de los derechos humanos en el país vecino. Su reanudación ahora, más que el valor estratégico que esas negociaciones tienen en sí mismas, representa una prueba de que ambos Gobiernos parecen decididos esta vez a avanzar hacia la solución de un conflicto que se extiende ya desde hace casi medio siglo.
Esa impresión se ve reforzada por la decisión de permitir un servicio postal directo, evitando la práctica de varias décadas de que todo el correo tuviera que ser enviado a través de terceros países. Esta medida, que formaba parte del embargo económico impuesto por Estados Unidos a la isla, refrenda la voluntad de Obama de mejorar las comunicaciones y los contactos humanitarios entre las dos naciones.
Es sintomático que estos progresos se produzcan en vísperas de la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), el próximo martes en Honduras, en la que varios países de la región están decididos a proponer la reincorporación de Cuba. Washington se opone a dar por el momento ese paso, pero parece dispuesto a aceptar la eliminación de la cláusula por la que Cuba fue excluida en 1963 a cambio de un compromiso de que el Gobierno de La Habana solo será readmitido cuando cumpla con los principios establecidos en la Carta Democrática de la OEA.
"No tiene sentido que Cuba forme parte de una organización cuyos principios no respeta, y nosotros nos opondremos", advirtió la semana pasada la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que participará en la reunión de Honduras. El Gobierno intenta así, además, evitar la presión de varios influyentes miembros del Congreso que han amenazado incluso con suspender la contribución estadounidense a la OEA (más del 60% de su presupuesto) si Cuba es readmitida. Washington quiere ver antes algún gesto más por parte de La Habana, y la reanudación del diálogo directo entre ambos países parece ser el anticipo de que esos gestos irán llegando paulatinamente.
Obama ha admitido en declaraciones pasadas -especialmente durante su reciente participación en la Cumbre de las Américas- que no esperaba que los cambios en Cuba se produjeran "de la noche a la mañana". Pero necesita obtener algunos resultados en su intento negociador para que su política, iniciada con el levantamiento de los límites a los viajes a la isla de los norteamericanos de origen cubano, tenga respaldo dentro de Estados Unidos.
Por el momento, la intensificación de los contactos de tipo humanitario encuentra un apoyo masivo entre la población de Florida, donde el voto cubano resulta vital en todas las elecciones, pero despierta algunas reticencias en el Congreso, donde quisieran ver con más claridad que la meta de esta política es la plena democratización de la isla.
Según el criterio de los responsables estadounidenses, la situación actual dentro de Cuba es más favorable para la consecución de ese objetivo. Pese a algunas declaraciones contradictorias, Washington ve a Raúl Castro mucho más proclive a un entendimiento que su hermano Fidel. Al mismo tiempo, se cree que la influencia del presidente venezolano, Hugo Chávez, sobre La Habana se ha visto reducida en los últimos meses, tanto por los problemas económicos de Venezuela como por el contrapeso que la popularidad de Obama ejerce sobre el populismo de Chávez.
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