La Cepal ve buenas perspectivas para reducir la pobreza en Latinoamérica
El organismo alaba que los Gobiernos destinen más recursos al gasto social
Las crisis económicas siempre han provocado más pobreza en América Latina, pero en esta ocasión, ese patrón se ha roto. En 2009, la tasa de pobreza fue del 33,1% de la población de la región y se estima que para 2010 esa cifra haya perdido un punto porcentual ?hasta el 32,1%?, el nivel más bajo en 30 años. Así aparece reflejado en un análisis de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), publicado por el Fondo Monetario Internacional.
"La mejora observada en la pobreza y la distribución del ingreso se explica en gran medida gracias al crecimiento y las políticas gubernamentales y la interacción entre ambos", afirma Bárcena. "Muchas economías de la región han realizado esfuerzos significativos por incrementar los recursos dedicados a la ejecución de políticas sociales".
La marginalidad cayó al 32,1% en 2010, la más baja en 30 años
En 2002, más de cuatro de cada diez latinoamericanos no pudieron satisfacer sus necesidades básicas, recuerda el documento. La década perdida de los ochenta en América Latina aún seguía ejerciendo su influencia en los índices de bienestar en una región de más de 550 millones de personas. Pero desde ese año, los indicadores han mostrado mejoras impulsados por la confluencia de la subida en los precios de las materias primas y las reformas sustanciales en las políticas monetarias, fiscales y de gasto, que han ayudado a la mayoría de los países de la región a capear la crisis financiera y han mitigado su impacto en la población.
La pobreza y la desigualdad siguen siendo factores generalizados que afectan a unos países más que a otros en América Latina. La representante de la Cepal sostiene que, aunque 15 de 18 economías estudiadas en la región experimentaron mejorías, la brecha entre ricos y pobres continúa siendo muy acentuada en la región. Explica que el ingreso per cápita de los hogares pertenecientes al 10% más rico es alrededor de 17 veces mayor que el del 40% más pobre, una mejora de tres puntos respecto a 2002. "Es decir, hay hogares que pueden haber salido de la pobreza, pero no se están beneficiando mucho del crecimiento económico. Este hecho no es sorprendente. Aun cuando es endémica, la pobreza responde a los ciclos económicos mucho más que la distribución del ingreso".
Sin embargo, Bárcena destaca los esfuerzos de los Gobiernos latinoamericanos en destinar en los últimos años más recursos al gasto social como forma de paliar la pobreza. Según sus cifras, el gasto social subió de 12,2% del producto interior bruto (PIB) en el periodo 1990-91 al 18% del PIB en los años 2007-2008. Dentro del gasto público global, los programas sociales crecieron de 45% a 65%.
"Entre las políticas sociales clave, los programas de transferencias condicionales ?mediante los cuales los hogares reciben dinero a cambio de un comportamiento socialmente productivo, como mantener escolarizados a los niños? también han ayudado a mejorar la distribución del ingreso y a reducir la pobreza. Asimismo, corresponde mencionar el seguro por desempleo, los subsidios a la contratación y los programas de creación de empleos", afirma.
Este último punto, el empleo, también ha sido clave a la hora de medir las mejoras en los índices de reducción de la pobreza. A diferencia de las naciones desarrolladas, donde la crisis financiera ha golpeado duramente el mercado laboral, especialmente en Estados Unidos y España, en muchos países latinoamericanos se registró un incremento del empleo en el sector formal de la economía. También ha subido el salario por hora, lo que ha beneficiado más a hogares de menores ingresos.
Limitaciones estructurales
A pesar de que hay razones para ser optimistas en la lucha contra la pobreza y las desigualdades, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, asegura que aún hay "limitaciones estructurales" que superar. En primer lugar destaca que el empleo de la economía sumergida sigue prevaleciendo en América Latina, lo que se traduce en disparidades salariales y en desigualdad, ante la desprotección de este tipo de trabajadores que no cotiza en la seguridad social, arriesgando sus pensiones y la posibilidad de tener un seguro médico.
También resalta que el acceso más limitado de los más pobres a la educación y la atención a la salud influye en la distribución de la riqueza.
Para combatir estas "limitaciones estructurales", la Cepal ha planteado tres políticas punta: una industrial, enfocada en los sectores más innovadores; una tecnológica, para promover y divulgar el conocimiento; y una tercera de respaldo a las pequeñas y medianas empresas.
Se trata de una estrategia donde se establece una función "vital" para el Gobierno, pero también apela a las asociaciones públicas y privadas para que ayuden en el diseño de políticas macroeconómicas.
"Las políticas laborales, sociales y educativas constituyen el núcleo del programa de promoción de la igualdad. La política laboral no genera empleo por sí sola, pero puede ayudar a los países a adaptarse a las nuevas condiciones en el mercado mundial con una protección económica del trabajador que sea fiscal y socialmente responsable", según Bárcena. "La igualdad social y el crecimiento económico no están necesariamente en conflicto: el verdadero desafío consiste en encontrar maneras en que puedan reforzarse mutuamente", concluye.
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