Candidatos que se detestan cordialmente
Las relaciones personales entre los tres aspirantes están salpicadas de roces
Las relaciones personales a tres bandas entre los tres principales candidatos a las primarias socialistas (Martine Aubry, François Hollande y Ségolène Royal) son de todo menos buenas. Aubry y Royal vivieron una amarga disputa en el congreso de Reims, en 2008, cuando la primera derrotó a la segunda en una votación para elegir a la primera secretaria del partido y la segunda dejó caer al final que había sido un recuento algo confuso. Las sesiones del congreso fueron tormentosas, con abucheos y pataleos de las facciones de uno y otro lado. Desde entonces ha habido tímidos acercamientos, mítines comunes y reconciliaciones sonadas de cara a la galería. Pero el enfrentamiento sigue ahí. Royal, ayer, confesó que no había seguido la alocución de Aubry en directo debido a que a esa misma hora ella tenía programada la visita a una fábrica de coches eléctricos.
Aubry y Hollande tampoco son amigos. Y la relación entre Hollande y Royal es aún más complicada: casados en su juventud, con tres hijos comunes, se separaron poco antes de que Royal decidiera presentarse a las primarias en 2006 y se divorciaron al año siguiente. Desde entonces, como mucho, se saludan en los actos en los que coinciden, que ambos procuran que no sean muchos. "Que gane la mejor", dijo ayer Royal en la televisión tras el discurso de Aubry, no se sabe si cometiendo un lapsus o no.
Con todo, los tres candidatos tienen perfiles parecidos: los tres pertenecen a la misma generación (Aubry tiene 60 años, Hollande 56 y Royal 57), los tres se formaron en la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA), vivero de los más importantes políticos franceses y comenzaron a forjarse como dirigentes con François Mitterrand en el poder.
Los tres también han ocupado cargos de poder, a veces sucediéndose unos a otros: Aubry y Royal han sido ministras, la primera, además, es primera secretaria del partido y alcaldesa, y la segunda presidenta regional; Hollande, por su parte, ha sido primer secretario del PS antes que Aubry.
La campaña durará 100 días. Los simpatizantes votarán el 9 de octubre en primera vuelta y el 16 en la segunda. Ya se sabe que habrá un debate televisado entre los dos candidatos finalistas. Pero dependerá de estos tres candidatos que no se aprecian mucho y que se conocen desde siempre que este proceso se convierta en unas elecciones a cara de perro (como el citado y fracasado congreso de Reims), lo que resultará fatal para el Partido Socialista francés, según varios dirigentes socialistas, o que sirva, tal y como se persigue en el partido, para relanzar al candidato victorioso en su lucha contra Nicolas Sarkozy por la presidencia de la República en 2012.
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