Brown prepara un cambio de Gobierno tras los comicios

La esperada crisis de Gobierno que prepara Gordon Brown para contrarrestar la catástrofe electoral a la que se encamina el Partido Laborista en las elecciones europeas y locales de esta semana, empezó antes de tiempo. Ayer se supo que la ministra del Interior, Jacqui Smith, no seguirá en el Gabinete. Con el ministro del Tesoro en la cuerda floja tras verse obligado a devolver 700 libras (800 euros) en gastos indebidos, el de Exteriores pugnando por saltar a una cartera con más peso político doméstico y acosado por los sondeos y pronto por los resultados electorales, el Gobierno de Brown parece más inestable y débil aún de lo habitual.

Los sondeos pronostican un fuerte castigo al Gobierno en las elecciones locales del jueves, que este año se celebran fundamentalmente en las zonas rurales, muy próximas al Partido Conservador. Los resultados se conocerán el viernes.

En las elecciones europeas, en las que también se vota mañana pero cuyo resultado no se conocerá hasta el domingo por la noche, el Gobierno espera unos resultados aún peores y probablemente catastróficos: algunos sondeos sitúan a los laboristas en tercera posición, por detrás del nacionalismo antieuropeo y demagógico del UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido) y con tan sólo el 16% de los votos.

Brown se reservaba para el lunes el anuncio de una profunda reforma del Gabinete, pero tras las filtraciones de ayer ya no se sabe si la crisis acabará anunciándose antes, quizás para moderar el impacto mediático del desastre electoral del domingo.

El escándalo de los gastos

La renuncia de Jacqui Smith, la primera mujer que ha ocupado la cartera de Interior, está directamente relacionada con el escándalo de los gastos abusivos de los diputados. Hace dos meses, mucho antes de que el diario The Telegraph detonara una bomba política al publicar con detalle las facturas de los diputados de los cinco últimos años, se supo que Smith había designado como primera residencia la casa de su hermana en Londres, en la que tiene alquilada una habitación.

Eso le permitió cubrir con dinero público los gastos de la que oficialmente es su segunda residencia pero en la práctica su vivienda familiar, en su circunscripción electoral. A esa trampa legal se unió el escabroso detalle de que entre los gastos justificados ante el Parlamento figuraron por error dos películas pornográficas que el marido de la ministra había comprado en el televisor por el sistema de pago por visión, lo que generó unos titulares negativos de los que Smith nunca se ha recuperado políticamente.

Si el futuro de Smith está claro, el de su colega Alistair Darling está en el alero. Convertido por algunos medios en cabeza de turco de la crisis, el aburrido ministro del Tesoro se ha visto obligado a devolver 700 libras de gastos que no le correspondía cobrar. Él asegura que se trata de un error, pero esa es una justificación poco honorable para el responsable de las cuentas públicas. Algunos medios dan por seguro que será sustituido al frente del Tesoro por el ambicioso Ed Balls, un hombre de absoluta confianza de Brown.