¿Alguien quiere adoptar a Río de Janeiro?
La ciudad busca ayuda para remodelarse antes de los Juegos Olímpicos de 2016
Río de Janeiro está en proceso de adopción. Empresas, instituciones y también ciudadanos particulares pueden adoptar un rincón abandonado o deteriorado de la ciudad para transformarlo y embellecerlo. Puede ser una roca famosa, como la de El Arpoador, al final de la playa de Ipanema; una plaza, un monumento deteriorado, un edificio antiguo abandonado y hasta un trozo de acera.
Todo, pensando en 2016, cuando Río de Janeiro acogerá los Juegos Olímpicos. El alcalde, Eduardo Paes, quiere que para entonces la ciudad reluzca como el sol. Aunque Río es la tarjeta postal del turismo mundial, la ciudad, que tiene lugares de ensueño, sobre todo sus playas y su flora, que llega a lamer la arena junto al mar, cuenta también con una serie de zonas y lugares degradados por el tiempo, por la incuria de los ciudadanos y por el descuido de las autoridades públicas.
Como la alcaldía no consigue restaurar todas las partes heridas de una ciudad de más de 10 millones de habitantes, la ha puesto en adopción. Cualquier empresa o ciudadano puede escoger un trozo enfermo del cuerpo de la ciudad para sanarlo y devolverle su perdida belleza. En el lugar, como agradecimiento, podrá quedar, si el interesado lo desea, grabado el nombre del padre o madre adoptivos.
Y la iniciativa ha empezado a funcionar. La primera obra llevada a cabo será la limpieza del famoso promontorio rocoso de El Arpoador, meca de los turistas y paraíso de los gatos callejeros. Desde allí, las ballenas eran arponeadas, y desde lo alto del promontorio, la vista de las playas de Río de Janeiro es espectacular. La obra de limpieza y recuperación de un lugar tan lleno de riquezas naturales la va a llevar a cabo la empresa de gestión ambiental Ecobrand.
El geógrafo Marcelo Motta, socio de la compañía y catedrático de la Universidad Católica de Río (PUC-Río), afirma que serán recuperadas las áreas más degradadas del lugar, que posee especies naturales propias, con una gran riqueza de excepcional biodiversidad.
Hasta el momento existen ya 33 plazas adoptadas, 15 jardines, 4 parques, 19 árboles y una fuente, así como las dunas de las playas de Leblón e Ipanema. Las pequeñas y medianas empresas sobre todo son las que están adoptando la ciudad. Pero ya se están ofreciendo también personas privadas, como Dayse Jorge, arquitecta que ha prohijado una parte del jardín de la central avenida de las Américas.
Para adoptar un trozo de la ciudad es necesario rellenar un formulario en la Fundación Parques y Jardines, una declaración de intenciones, la identidad de la persona y la relación que tiene con el área adoptada.
Río de Janeiro tendrá así numerosos padres y madres que la van a ayudar a vestirse de fiesta y belleza.
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