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Las secuelas de la tormenta perfecta

Galicia vigila 12 embalses por peligro de desbordamientos y Ourense mantiene la alerta por posibles crecidas en el Miño - La lluvia y el frío vuelven a la Península

La tormenta perfecta con vientos huracanados que puso en jaque el sábado a casi toda la Península y que todavía ayer mantuvo en alerta a una quincena de provincias hasta que se dio por finalizada, abandonó ayer España. La borrasca Xynthia deja un rastro de tres muertos -uno en Galicia y dos en Burgos-, varios heridos, cortes de luz -que todavía persistían ayer en País Vasco-, caídas de árboles y cascotes y la cancelación de más de 100 vuelos. Ayer todo volvía a la normalidad, mientras que en Galicia mantenían vigilados los embalses para evitar las crecidas. A partir de hoy regresa la lluvia y la nieve, con viento en el litoral gallego y mediterráneo.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, confirmó ayer que ya no hay ninguna provincia en alerta y que la ciclogénesis explosiva, que ahora azota duramente Francia, se ha comportado "más o menos" según lo previsto. El temporal ha causado al menos 45 muertos en el país vecino y más de 54 en toda Europa. Rubalcaba resaltó que "en conjunto, el país ha funcionado bien", aunque recordó que "hay que lamentar la muerte de tres personas".

Unos 3.000 hogares seguían sin luz en la tarde de ayer en el País Vasco
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En Galicia, que amaneció ayer con cielos grises, tocaba hacer balance. Cerca de 1.000 incidencias, 203 ayuntamientos afectados, casi 30.000 abonados sin luz, una carretera cortada y un puñado de vuelos cancelados.

Los que más tardaron en recuperar el suministro fueron unos 2.200 hogares de varios municipios de Lugo y Ourense. En varios colegios de Boiro (A Coruña), Sanxenxo y Tomiño (Pontevedra) los tejados de pabellones deportivos seguían en el suelo tras saltar por los aires. No hubo más problemas porque la población extremó las precauciones y la virulencia del fenómeno no fue la esperada. Las comunicaciones funcionaron, excepto en la estación de esquí de Cabeza de Manzaneda, donde ayer permanecían sin teléfono.

El día después, el agua le robó protagonismo al viento y la Confederación Hidrográfica informó que mantenía la vigilancia en 12 embalses. Tres de los situados en la cuenca del Miño-Sil liberaban ayer entre 2.350 y 1.691 metros cúbicos por segundo para evitar los desbordamientos. Ourense mantenía por la tarde la alerta por peligro de crecidas en el Miño.

En País Vasco, la calma volvió antes de lo esperado tras una noche de rachas históricas de vientos, que superaron en algunas zonas de Orduña (Vizcaya) los 228 kilómetros por hora. 3.000 abonados seguían ayer a las 20.00 horas sin luz, aunque en la fase más intensa del temporal se quedaron sin ella hasta 60.000. Las autoridades esperaban la restitución total antes de medianoche.

La borrasca propició incendios forestales en zonas de complicado acceso, aunque el incidente más grave ocurrió el sábado en la AP-1, cuando a las 23.35 horas la caída de un panel de señalización provocó un accidente con ocho heridos, dos de ellos graves. La central de emergencias SOS-Deiak recibió en 11 horas, desde las tres de la tarde hasta las dos de la madrugada del domingo, 5.800 llamadas ciudadanas, cuando un día normal se atienden 3.800 avisos.

Castilla y León y Cantabria recuperaron ayer la calma y normalizaron casi por completo el suministro eléctrico.

Un joven pasa por encima de un árbol caído por los fuertes vientos en el parque ovetense de San Francisco.
Un joven pasa por encima de un árbol caído por los fuertes vientos en el parque ovetense de San Francisco.EFE

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