Los recortes dan impulso a la protesta
Dos días después de que el primer ministro de Portugal, el conservador Pedro Passos Coelho, anunciara que los funcionarios y los pensionistas se quedarán sin paga extra el año que viene, los portugueses aprovecharon el movimiento global de los indignados para salir a la calle y protestar contra los recortes que, a su juicio, recaen sobre la población y no sobre quien los ha causado.
Según la policía, la manifestación de Lisboa reunió a 12.000 personas. Según los organizadores, a más de 25.000. Menos que en el pasado marzo, en el que se contaron 200.000, pero lo suficiente como para certificar que el movimiento de oposición al Gobierno se revitaliza. Hubo gritos contra el capitalismo y contra los banqueros en abstracto, pero la mayoría de los asistentes eligió blancos más concretos: el FMI, los políticos, el Gobierno y el primer ministro, entre otros. "No es nuestra deuda. No la pagaremos", rezaban muchas de las pancartas.