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Reportaje:

El nuevo PP pasa de Aznar

La reaparición del ex presidente del Gobierno choca con la indiferencia del marianismo, eufórico aún por la victoria en las elecciones gallegas

Carlos E. Cué

En todos los partidos políticos hay algún personaje de esos a los que nunca se les escucha una crítica. Los llaman hombres -o mujeres- de aparato, cuya fidelidad al partido le impide ver nada malo en su formación.

El día que José María Aznar, hace dos semanas, decidió juntar a todos los ministros de 1996, Mariano Rajoy incluido, para presumir de lo bien que había gobernado él y de paso apoyar la campaña de Jaime Mayor a las europeas, uno de esos hombres que nunca critican comentaba en los pasillos del Congreso: "Ya le vale a Aznar. Todos estos meses, cuando lo hemos pasado fatal, poniendo palos en las ruedas y ahora que las cosas van bien se apunta a caballo ganador". Es un detalle, una prueba de los sentimientos que afloran en muchos dirigentes cuando se habla del que fue todopoderoso líder de la derecha española.

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Eso, y la victoria casi personal de Rajoy en las autonómicas gallegas, que le ha reforzado internamente, explican que la omnipresencia de Aznar en las últimas semanas -viajes, entrevistas, fotos, libro, actos de campaña- no haya alterado un ápice la vida interna del partido.

El nuevo PP, el que salió del congreso de Valencia, lleno de hijos políticos de Aznar como el propio Rajoy, Javier Arenas o Ana Mato, pasa del que fue su líder, trata con indiferencia su reaparición.

"Casi todo el mundo en el PP es consciente de que Aznar se arrepiente de haber elegido a Rajoy como sucesor", explica un marianista, "pero eso ya no hace daño como antes". "Aznar se hundió internamente con su discurso en el congreso del partido en Valencia, con su gesto de saludar casi con desprecio a Rajoy, con su displicencia, llegando tarde, marchándose antes de votar. Se retrató, y perdió mucho crédito. La victoria de Rajoy en las gallegas ha terminado de apuntillarle".

El regreso de Aznar al primer plano no es casual, y tiene dos motivos, señalan. "El más importante es editorial. Está en el contrato millonario que firmó con Planeta que no sólo debe escribir los libros, además tiene que dar entrevistas para venderlos, y cuanto más se le vea, mejor. Y por otro, es Mayor Oreja quien le ha pedido que le ayude en la campaña. A Aznar le gusta ganar dinero, y está ganando mucho, pero sobre todo le gusta la política, el aplauso, la crítica, que hablen de él. Por eso está encantado de tener la excusa del apoyo a Jaime para ser de nuevo protagonista en la campaña, y reivindicarse. 'Yo hice, yo avisé, yo sabía, mi Gobierno...' Y Rajoy deja hacer, como siempre, pero ahora desde la fortaleza de la victoria", sentencia un veterano aznarólogo, que en el PP son legión.

Otros dirigentes creen que el caso Gürtel, que ha afectado de lleno al corazón del aznarismo -el principal imputado, Francisco Correa, fue testigo en la boda de su hija; otro es un gran amigo suyo, Jesús Sepúlveda, ex alcalde de Pozuelo, y casi todos los acusados proceden del aparato del PP, de cuando él lo lideraba- también debilita la fuerza interna del ex presidente.

Todos los consultados, marianistas y críticos, coinciden en que Aznar está rellenando un hueco mediático y político que el discurso discreto de Rajoy, aún muy mal valorado en las encuestas, no llena. Pero también todos ellos creen que eso no le hace daño al líder en este momento. Lo único que lo podría debilitar, aseguran, es un mal resultado en las europeas del 7 de junio, que no es previsible.

Algunos marianistas, haciendo de la necesidad virtud, algo que siempre gustó a Rajoy, incluso ven positiva la presencia de Aznar. "En estas elecciones el objetivo no es ganar votos, sino sobre todo no perderlos entre los más españolistas del barrio de Salamanca (Madrid), que se pueden ir a Rosa Díez. Dos de cada tres votos suyos eran nuestros, y ahí Mayor y Aznar son muy útiles. Movilizan el voto de los muy convencidos, los muy politizados, que son de los pocos que van a ir a las urnas", sentencia un miembro de la dirección.

¿Y por qué tiene tanto interés Aznar en decir que él sabría resolver la crisis económica? ¿No es una manera de desautorizar a Rajoy? A falta de análisis político, los aznarólogos más destacados se decantan aquí por la psicología. "Yo sé cómo salir de la crisis', dice Aznar. Esa frase forma parte de la psicología del personaje. Tiene una vanidad casi infantil. No hay cálculo político para hacer daño a Rajoy. Es simplemente la necesidad de autoafirmarse constantemente. Eso viene del dolor que le provocó descubrir que su país no le quería como él creía merecer. También a Felipe González le pasó, es esa mezcla de triste, sobrado y enfadado que tienen los ex presidentes", sentencia un dirigente.

Otro que conoce muy de cerca al personaje va más lejos. "Aznar ha sido toda la vida un niño, joven y adulto reprimido. Por el tipo de educación recibida, siempre fue disciplinado, obediente, reprimido. Y en el Gobierno tampoco se pudo soltar la melena, por responsabilidad y para ganar elecciones. Pero ahora está haciendo y diciendo exactamente lo que le da la gana, y nadie puede rechistar. Está encantado consigo mismo, se le nota. Y el papel de malo es su preferido, siempre lo fue".

En cualquier caso, y con el único riesgo de que su presencia pueda movilizar a los votantes de izquierda, la mayoría de los consultados cree que la presencia de Aznar ya no es tan molesta para Rajoy. Incluso algunos ven un cambio en el ex presidente, que hace sólo unos meses, en noviembre, atacaba sin piedad al líder -"en política no se está para empatar ni para heredar, sino para ganar", sentenció junto a Esperanza Aguirre, la gran rival de Rajoy- y ahora apoya la campaña europea, aunque sea la de su amigo Mayor.

"La relación con Rajoy sigue siendo mala, pero parece que está lanzando mensajes de acercamiento, que ha decidido enterrar el hacha de guerra. Bienvenido sea", sentencia un marianista.

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