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Reportaje:

El 'ministerio' mafioso de Petrov

El dirigente ruso capturado gobernaba su entramado de empresas ficticias desde una mansión - Garzón y tres fiscales toman declaración a los detenidos

El caído capo de la mafia rusa Guennadi Petrov no se escondía. Ayer declaró en Palma ante el juez Baltasar Garzón y tres fiscales anticorrupción y, al entrar en los juzgados, esposado, lo hizo a cara descubierta, mirando al frente y sin ademán de agachar la cabeza. Está acusado de dirigir la organización criminal internacional Tambovskaya, a través de un entramado de empresas ficticias en España que manejaba desde una mansión ostentosa, de cuatro plantas -casi un ministerio-, en la urbanización Sol de Mallorca, en la costa de Calvià.

Petrov usaba avión privado, tenía un yate y una colección de coches de alta gama. A su organización mafiosa, relacionada con el entorno del poder de San Petersburgo y las grandes compañías privatizadas por Moscú, le han sido bloqueadas centenares de cuentas bancarias, con un saldo de 14 millones de euros.

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El templo de Petrov -con reiteradas columnatas de imitación neoclásica en las fachadas- vale en el mercado más de 20 millones. El jefe vivía rodeado de subordinados y ayudantes en su vecindad, una pequeña Rusia repleta de muros con cámaras de seguridad. La zona residencial mallorquina fue creada por la familia Barreiros y allí posee una casa la hermana del Rey, Pilar de Borbón. Petrov ha levantado su palacio litoral y ha efectuado dos operaciones inmobiliarias en la urbanización.

Guennadi Petrov escuchó en el juzgado las imputaciones que se le formularon por sus actividades en España -asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsificación documental y delito contra la Hacienda pública- y contestó, con la ayuda de un traductor, durante casi tres horas. La fiscalía entiende que vio "reforzada" sus tesis sobre el papel de Petrov como "dirigente cualificado" de la mafia rusa y el operativo de esta corporación ilegal en el blanqueo de sus fondos.

Garzón, que coordinó la espectacular operación policial en Mallorca, prolongó la detención de Petrov y sus tres colaboradores apresados, que fueron trasladados a Madrid. El lunes, el juez decidirá si ingresan en prisión el capo y el resto de arrestados, 10 en Málaga -también interrogados ayer-, los cuatro detenidos en Alicante y los dos profesionales españoles arrestados en Madrid, entre ellos el abogado y ex militar que dirigía la estructura societaria y mercantil de la banda.

El primer negocio del clan de Petrov en España fue un fiasco total. A principios de los 90, una trama de sociedades rusas compró el hotel Palmyra Beach, en Calvià, con fondos procedentes de los servicios del KGB y del ex partido comunista soviético, PCUS. Petrov perdió una decena de millones de euros y el control del hotel, valorado en 15 millones.

Petrov apenas habla español, es un potentado del hampa que ama el poder y el lujo, pero que viste con discreción. Frecuentaba los restaurantes chinos baratos y se reunía en las terrazas de las cafeterías de Palma, ya que se sabía espiado desde hacía años.

El clan quiso comprar un remolcador y negoció la importación de madera y cargamentos de hierro. Estos negocios nunca fructificaron, pero el patrimonio inmobiliario fue en aumento, con más de media docena de chalés al lado del mar. El mandamás de la mafia rusa se jactó al llegar a Palma de tener muy buenas relaciones con la autoridad local de San Petersburgo y, al mismo tiempo, trabó contactos con dos negociantes italianos acusados de mafiosos, Felice Cultrera y Gianni Menini. Entonces extendió su actividad a la Costa del Sol y Madrid. La investigación rastrea qué papel en el lavado de dinero tuvieron sus firmas Hisparue, Vorteop Incor, Dima Incor, Inversiones Sarki, Inversiones Gudimar, Inmobiliaria Calvià 2001 o Sunstar, compañías con personal mínimo.

Guennadi Petrov, a su entrada en los juzgados de Palma de Mallorca.
Guennadi Petrov, a su entrada en los juzgados de Palma de Mallorca.EFE

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