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ELECCIONES 2011 | Faltan siete días

El final de ETA fractura el voto vasco

La encuesta de EL PAÍS augura que Amaiur roza el grupo parlamentario - El voto se divide en cuatro partes casi iguales - Rajoy evita contestar a la banda en Vitoria

Carlos E. Cué

El enorme eco de la gran batalla que se vive en estas elecciones, como en todas, entre el PP y el PSOE ensordece otros fenómenos que marcarán la política española de los próximos años. Es el caso del efecto electoral del final de ETA, y de su anuncio de cese definitivo de la violencia, en las elecciones generales en el País Vasco. La encuesta que Metroscopia ha hecho para EL PAÍS tras la entrevista de ETA en Gara (aunque el sondeo empezó a realizarse un par de días antes) indica con claridad que el efecto consiste en partir el voto vasco en cuatro trozos de una tarta casi idénticos. Una realidad política muy difícil de manejar. Por un lado quedarían PSE y PP, que gobiernan juntos, con cinco escaños cada uno (los populares están entre cuatro y cinco); por otro, el PNV (que bajaría hasta cinco) y Amaiur, que entraría con tanta fuerza que rozaría el grupo parlamentario (otros cinco) con el diputado que la encuesta le otorga por Navarra.

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El PSE bajaría de 9 escaños a 5, sobre todo por la entrada de Amaiur, pero seguiría siendo el partido más votado y aguantaría así el tipo, mucho mejor que sus compañeros del resto de España, aunque perdería toda la ventaja que sacó al PP en 2008 -9 a 3- y le ganaría en votos pero empataría en escaños. En un momento de máxima debilidad de los socialistas, esa resistencia relativa del PSE también podría tener un efecto interno en su partido. No en vano el lehendakari, Patxi López, es un barón con mucha influencia que tuvo enorme protagonismo en la crisis de mayo del PSOE -pidió un congreso extraordinario-, que acabó con la renuncia de Carme Chacón a presentarse a las primarias. De hecho, el PSE de López, aliado de Rubalcaba, y el PSC de Chacón son los dos únicos que parecen estar en condiciones de mantenerse como los partidos más votados en sus comunidades y aguantar algo el tsunami del PP. Las encuestas pronostican que ni siquiera en Andalucía, el feudo tradicional socialista y clave para la victoria de 2008 -y todas las demás-, el PSOE se mantendrá como la primera fuerza. En Extremadura, donde ya perdieron esa hegemonía tradicional en las generales, tampoco. En Canarias, otro lugar donde siempre tuvieron buenos resultados, también cayeron ya en las autonómicas barridos por el PP, aunque el pacto con Coalición Canaria les permite seguir en el Gobierno.

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La encuesta de Metroscopia, realizada con casi 1.700 entrevistas en el País Vasco y Navarra, deja claro que la izquierda abertzale es la principal beneficiaria política del anuncio del final de ETA, ya que su formación entra con mucha fuerza. Y esto tiene una consecuencia política muy relevante, sobre todo pensando ya, como están haciendo todos los partidos en Euskadi, en las próximas elecciones autonómicas, en marzo de 2013.

El regreso al Congreso de los representantes abertzales -tras años de ilegalización-, que se han unido en Amaiur con Eusko Alkartasuna y Alternatiba (una escisión de IU) provoca un fortísimo reequilibrio entre nacionalistas y no nacionalistas en el mapa político vasco. En 2000, cuando el PP arrasó, el reparto era de 14 para los no nacionalistas (7 PSE y 7 PP) y 4 para los nacionalistas. En 2004, la relación fue de 11 a 7. En 2008 subió de nuevo y se quedó en 12 a 6. Ahora, en la mejor horquilla para Amaiur, podría quedarse en un empate, 9 a 9. Es un cambio trascendental que sin duda abre un nuevo panorama para las elecciones autonómicas. Dado que el voto siempre es muy diferente, y en generales los partidos no nacionalistas tienen más fuerza, parece claro que PNV y Amaiur (o Bildu), si siguen así las cosas, podrían gobernar juntos si quisieran.

La clave para estas elecciones está en saber si Amaiur logra el grupo parlamentario (5 escaños). Este salto no solo tiene consecuencias económicas -mayor financiación- sino sobre todo políticas, porque implica una presencia garantizada en todos los debates e incluso obliga al Rey, porque así lo establece la Constitución, a llamar a su portavoz a consultas antes de la sesión de investidura. Según la encuesta de Metroscopia, que les atribuye un escaño por Navarra sin dificultad, la partida del grupo parlamentario se juega en Álava, donde Amaiur estaría disputando ese sillón con el PP.

La realidad política vasca, pese a tratarse de una comunidad pequeña, ha condicionado la política española durante toda la democracia. Tanto en el PSOE como especialmente en el PP, que según las encuestas será el encargado de gobernar, hay mucha preocupación por la fuerza que parece tener Amaiur (y antes Bildu en las municipales). La estrategia del PNV, especialmente el sector del guipuzcoano Joseba Egibar, de evitar el enfrentamiento con la izquierda abertzale -fue el PNV quien permitió que Bildu gobernara Gipuzkoa y San Sebastián al rechazar un pacto con los demás partidos-, parece poco eficaz. En Gipuzkoa, Amaiur sacaría dos escaños y el PNV uno. En Álava, otras encuestas señalan que el PNV podría incluso no tener representante.

En estas condiciones, y a poco más de una semana de las elecciones, ETA, que anunció su abandono definitivo de la violencia exactamente un mes antes de los comicios, hizo ayer su aparición en modo de entrevista en Gara para tratar de animar el voto a Amaiur, según un análisis extendido entre todos los demás partidos. Y Mariano Rajoy, en la única visita en toda la campaña al País Vasco, en una comida-mitin en Vitoria, dejó una vez más muy claro que es un asunto del que quiere huir.

Encima de la mesa tenía unas inéditas alabanzas de ETA en la entrevista, en las que aplaudía que haya abandonado "el discurso negativo y agresivo" del PP. Ante la evidencia de que estaba tocando terreno minado -ETA aplaudiendo a un dirigente del PP- Rajoy optó por no contestar, leer un párrafo muy medido y decir que no piensa hacer la campaña a ETA y reiterar su promesa de "ley y Estado de derecho".

Rajoy insiste en su discurso absolutamente controlado y ni siquiera se acerca a la prensa, con lo que evita preguntas incómodas incluso sin micrófonos. Ayer volvió a hacerlo. Aunque después, en Twitter, tal vez para tratar de contrarrestar a Alfredo Pérez Rubalcaba, que se había pasado la mañana contestando a todo tipo de preguntas de internautas, su equipo difundió seis respuestas a cuestiones enviadas a través de Youtube. Los socialistas están convirtiendo la ausencia de respuestas de Rajoy en uno de los ejes de su campaña, y la exposición a las preguntas de Twitter de su candidato era una manera de reforzar aún más esa idea.

Las campañas de los dos grandes, en especial la del PP, están absolutamente enlatadas, aunque Rajoy ya ha empezado la ronda de entrevistas con todos los medios, siempre procurando no salirse del guion. En el único momento en el que lo hizo -improvisó en Antena 3 insinuando que modificará la ley del tabaco, algo que no está en el programa electoral- armó una polémica que aún colea. Si alguien no entendía por qué leía tanto el candidato en el debate, ya tiene la respuesta: improvisar respuestas equivale a arriesgar.

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