La crisis empuja hacia la pobreza al 20% de las familias
El riesgo de exclusión llega al máximo de la serie, que arranca en 2004
"Ya no estamos padeciendo una crisis, sino que se está conformando un mundo en el que los pobres son aún más pobres". El secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, dejaba caer hace días su mensaje al presentar la memoria anual de su organización, que es uno de esos buenos termómetros del coste social de esta crisis que parece no acabar nunca.
La marea de 4,8 millones de parados, la caída de los salarios y el final de muchas prestaciones ha empobrecido a parte de la población y ha arrastrado ya a su clase media. Traducido en cifras, la tasa de riesgo de pobreza de España se ha colocado en el nivel más alto de la serie, que arranca en 2004, hasta el 21,8% de los hogares, un punto más que en 2010.
Es el dato provisional de la Encuesta de Condiciones de Vida 2011, publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que considera pobre a aquel que vive con ingresos inferiores al 60% de la mediana. Hay menos dinero en casa de los españoles. El ingreso medio anual por hogar lleva dos años bajando, el correspondiente al último ejercicio cerrado (2010) quedó en 24.890 euros, un descenso del 4,4% respecto a la última encuesta, y la media por persona bajó hasta los 9.371 euros, un 3,8% menos.
Ya hay, además, 545.300 hogares en los que nadie recibe ningún ingreso, casi 100.000 más que hace un año, y el colchón de ahorro para pasar este trance empieza a agotarse. La tasa de ahorro de los hogares bajó al 12,8% en junio, frente al 20% en que estaba situada en 2009, la fase más dura de la recesión. Así, casi el 36% de las familias no puede hacer frente a un imprevisto.
Los datos del riesgo de pobreza cuentan con una importante nota al pie, que varía las cifras, pero no el sentido de las estadísticas. Si se imputa el alquiler (es decir, se considera como ingreso lo que le costaría el alquiler a una persona con la vivienda pagada), un cálculo que se hace solo desde el año pasado, la tasa de exclusión baja al 18,2%, pero también ha crecido un punto desde 2010. Pese a lo negativo de estas cifras, paradójicamente ha caído el número de personas que dice sufrir para llegar a fin de mes. Si en 2010 fueron el 30% las familias que admitieron dificultades o muchas dificultades, este año lo apuntó el 26%.
Hay dos explicaciones posibles. Por una parte, la encuesta se elaboró entre marzo y junio de 2011, cuando parecía que la economía empezaba a repuntar. "Las perspectivas eran mejores que ahora, después de la caída de 2009, y el estancamiento de 2010, en 2011 se esperaba ya crecimiento económico", explica Xavier Segura, responsable de estudios de CatalunyaCaixa. Además, la economía de guerra que han adoptado las familias -renegociación de créditos, contracción del consumo- ha podido mejorar el margen para cumplir con todos los pagos. "La adecuación de las pautas de consumo a la realidad económica se ha podido dar más este año que el anterior", agrega Segura.
Y es que la tímida reactivación económica que registró España en la primera parte del año se apoyó básicamente en el tirón de la demanda extranjera, y, aun así, en el segundo trimestre, el producto interior bruto (PIB) apenas creció un 0,2%. En términos reales, es decir, descontando el efecto de la inflación, el gasto de los hogares se estancó en junio. Sigue la economía de guerra.
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