El Rey: "Hay que darles en la cabeza y acabar con ellos"
Los Reyes llegan a Mallorca donde continúa la 'caza' de los terroristas
Los Reyes llegaron ayer a Palma de Mallorca, recién azotada por el terrorismo. Y antes de nada, en la misma base militar de Son San Joan, resumió en una frase qué va a hacer el Estado de derecho ante ésta u otra ofensiva de ETA. "Hay que darles en la cabeza y continuar hasta acabar con ellos", declaró don Juan Carlos, antes de contestar a un periodista que le preguntó si sentía miedo de llegar a las islas, ya que el atentado que segó la vida de dos guardias civiles fue perpetrado a sólo ocho kilómetros del palacio de Marivent, residencia estival de don Juan Carlos y doña Sofía. "Estoy encantado y segurísimo", añadió. .
La isla sigue sometida a intensos controles de seguridad antiterroristas, tanto para la seguridad del Rey como para atrapar a los autores del atentado. "El cepo para ratones no ha cazado nada aún, pero podría...". La policía y la Guardia Civil siguen controlando decenas de miles de identidades de pasajeros que entran o salen por mar o aire de Mallorca, ante el temor de que los etarras que el jueves asesinaron a dos agentes sigan allí, ocultos o acechantes.
"Han colocado dos bombas en la puerta de casa, al lado del palacio del Rey
en la misma carretera; los terroristas no pueden huir de ninguna manera", insisten fuentes de las fuerzas de seguridad. Los expertos antiterroristas han repasado la memoria de las cámaras de seguridad para observar miles de imágenes de caras de viajeros que, una a una, se registran en el puerto de Palma, tanto en el embarque como en la llegada de los barcos. Han repasado miles de fotos, grabaciones de las cámaras de cajeros, bancos, joyerías y centros comerciales próximos al lugar del atentado. Los especialistas peinan y cruzan datos y nombres por cientos de miles. Pasajes de barcos y avión, contratos de viaje o de coches de alquiler, compras electrónicas...
La persecución policial de los etarras en Mallorca no tiene pausa. La presión en los puntos de salida de la isla por aire y por mar y las tareas de identificación del pasaje motivaron retrasos en el tráfico portuario y aéreo. A lo largo de la jornada se dieron esperas de hasta 40 minutos en el interior de cinco buques transbordadores, facturados y listos para zarpar hacia Ibiza, Dénia, Barcelona, Valencia y Mahón. En el aeropuerto de Son Sant Joan, con 150.000 personas en tránsito y 892 vuelos previstos en 24 horas, las colas y dilaciones se consideraron "habituales en un día muy tranquilo, en fecha punta". Las compañías Balearia y Acciona contabilizaron retrasos operativos por "las restricciones" al tráfico que dicta la Guardia Civil en Palma. Ayer, más de 5.000 personas quedaron en espera en sus barcos mientras se verificaban sus identidades y revisaban las matrículas de 500 vehículos embarcados.
Más de medio millón de personas saldrá o entrará entre el viernes y el lunes en Baleares en aviones y barcos. La tarea de control exhaustivo es imposible, mediterránea, inmensa. Hasta 30.000 barcos, yates y barquitos de recreo privados navegan cada día en estas fechas alrededor del mar balear. "No tiene sentido que a un pescador local de calamares de la bahía de Palma le retengan la salida de su barquita al atardecer", detalló un integrante del gran dispositivo desplegado.
El peinado de la clientela de pensiones y hostales baratos es un objetivo que parece obvio. Pero también se montan puntos de control de automóviles, se examinan los contratos de inquilinos de pisos y se revisan las fichas de los huéspedes de hoteles próximos a Palmanova. "Nos pararon entre los pueblos de Sineu y Petra, en una ruta secundaria", explica un conductor. Los controles aleatorios pretenden evitar la posible fuga y acentuar la presión sobre los terroristas si no se han ido ya.
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