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Reportaje:La mayor crisis del Gobierno de Zapatero

Presidente bis

Rubalcaba acumula más poder que ningún otro ministro en democracia - El cambio de Gobierno le sitúa como primer candidato a la sucesión

Con el Gobierno atenazado por la crisis y el aumento incesante del paro; con las encuestas anticipando el batacazo electoral del PSOE en toda España; con la imagen del presidente Zapatero por los suelos, el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, que aprueba en todas las encuestas y saca varios cuerpos de ventaja al siguiente líder socialista mejor valorado, se ha convertido en la única esperanza para salir del pozo. Por eso, el cambio que anunció ayer Zapatero para tomar impulso devolvió la ilusión a la familia socialista.

Incombustible de la política, Rubalcaba conoce todos los rincones del poder en España. Hace 22 años estrenó su primer cargo público: secretario de Estado de Educación. Desde entonces, no ha parado de ascender con algún sobresalto. En los Gabinetes de Felipe González ocupó las carteras de Educación y Cultura (1992-1993) y de Presidencia (1993-1996). Fue portavoz del Gobierno en la época más dura y difícil, cuando la sospecha de los GAL caía como una losa sobre el Ejecutivo socialista mientras Rubalcaba desmentía cada semana con una soltura dialéctica que muchos recuerdan todavía.

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Rubalcaba siempre ha fallado en sus apuestas internas. La más reciente, con Trinidad Jiménez en Madrid. La más sonora, con José Bono en el congreso extraordinario del PSOE tras la derrota de las elecciones generales de 2000. Ganó Zapatero por nueve votos y perdió el candidato de Rubalcaba. Solo seis meses después de aquella decepción, cuando se firmó el Pacto Antiterrorista, Zapatero declaró a EL PAÍS: "Desde luego, Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido el auténtico artífice del pacto".

Desde entonces, Rubalcaba ha estado, con más o menos iluminación, en todas las decisiones importantes del partido y del Gobierno. Zapatero le situó primero al frente del grupo parlamentario, donde tejió las alianzas necesarias para garantizar la estabilidad al Gobierno y donde tramitó con tacto el tijeretazo al Estatuto que envió el Parlamento de Cataluña. En el segundo año de la primera legislatura, el presidente le colocó al frente del Ministerio del Interior, para dirigir las conversaciones con ETA en pleno alto el fuego. Una experiencia frustrante de la que, según mantiene, el Estado salió fortalecido.

Ahora ha llegado al segundo escalón del Gobierno cargado de poderes, aunque muchos dentro del partido esperaban verle allí hace tiempo. Ningún ministro ni vicepresidente de los Gobiernos democráticos que ha tenido España hasta el momento ha gozado de tanto mando y protagonismo como el que Zapatero ha otorgado a Rubalcaba. Tampoco nunca nadie tuvo en sus manos una responsabilidad tan grande en un momento tan difícil: levantar el ánimo de un partido metido en un profundo agujero y recuperar el tono de un Gobierno aplastado por más de cuatro millones de parados. Y pese a este sombrío panorama, algunos ven una gran oportunidad de resucitar al moribundo con el Gabinete Rubalcaba.

Con la banda terrorista ETA muy debilitada, el actual ministro del Interior se puede convertir en el político que puso fin a una pesadilla que dura más de 40 años. Y si eso ocurre, Rubalcaba podrá celebrar el éxito sentado en el segundo sillón del Consejo de Ministros, detrás de la mesa del portavoz desde la que, cada viernes, el Gobierno publicita sus logros; y ocupando el despacho del palacio de la Moncloa desde el que se coordina la acción de todos los ministerios.

Será un presidente bis, aunque casi nadie sabe si el desenlace final de esta historia le convertirá, además, en el sucesor natural de Zapatero. Ni siquiera Rubalcaba, que repite a gritos desde hace tiempo que él está de retirada, aunque nadie le crea demasiado. Si el jefe del Ejecutivo renuncia a seguir, la decisión de nombrar a Rubalcaba vicepresidente primero se convertirá casi en un señalamiento como candidato en las próximas elecciones generales, en 2012. Aunque Zapatero nunca utilizará el dedazo, como vaticina la ministra de Defensa, Carme Chacón, todos los que mandan en el PSOE han entendido el recado que esconde el ascenso de Rubalcaba.

Alfredo Pérez Rubalcaba, en el Congreso de los Diputados.
Alfredo Pérez Rubalcaba, en el Congreso de los Diputados.ULY MARTÍN
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, entran al hemiciclo, para seguir el debate de los Presupuestos Generales. Se trata del último pleno de Fernández de la Vega como vicepresidenta del Gobierno, tras su salida del Ejecutivo.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, entran al hemiciclo, para seguir el debate de los Presupuestos Generales. Se trata del último pleno de Fernández de la Vega como vicepresidenta del Gobierno, tras su salida del Ejecutivo.ULY MARTÍN
Javier Casqueiro, redactor jefe de la sección de España de EL PAÍS, analiza los cambios en el Gabinete de Zapatero, el papel de Rubalcaba, la salida de De la Vega y la supresión de dos ministerios emblemáticos.<p class="figcaption estirar"><span class="titulo"><a href="http://www.elpais.com/multigalerias/espana/Crisis/Gobierno/20101020elpepunac_5/Zes">VIDEOGALERIA: Crisis de Gobierno</a></span>Vídeo: EL PAÍS

Los retos

- El fin del terrorismo. Rubalcaba tendrá que gestionar la presión de la izquierda independentista para concurrir a las elecciones en pleno alto el fuego de ETA y los pasos para el fin del terror.

- La salida de la crisis. Zapatero vaticinó ayer que el nuevo Gobierno verá la creación de empleo y la recuperación económica. Rubalcaba deberá hacerlas visibles.

- Elecciones. Primero, en Cataluña (28 de noviembre). El 22 de mayo, locales y autonómicas. Y en 2012, las generales. Tres termómetros del efecto Rubalcaba.

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