"Hay que buscar una solución a Gibraltar satisfactoria para todos"
Tan satisfecho como fatigado parece Miguel Ángel Moratinos (Madrid, 1951) en el avión de la Fuerza Aérea que le trae de regreso de Brasil la madrugada del pasado viernes. En el último mes, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación ha abordado tres de los viajes más polémicos en cinco años al frente de la diplomacia española (Guinea Ecuatorial, Gibraltar y Venezuela) con un objetivo común: "romper tabúes y abrir el debate".
Pregunta. Nadie puede negar que ha provocado el debate...
Respuesta. Para que las cosas cambien, deben explicarse y no se explican sin debate. Los logros de estos viajes se reflejan en los acuerdos políticos y económicos, pero también han servido para cambiar dinámicas, discutir, reflexionar y comprender la estrategia del Gobierno.
"No avalaremos unas elecciones organizadas por el Gobierno de facto en Honduras"
"La política hacia el Peñón ha ido de derrota en derrota durante 305 años"
"En España hay mala conciencia de colonialista frustrado con Guinea"
P. ¿Se ha dejado el ministro muchos pelos en la gatera?
R. Pelos me quedan pocos, pero estoy convencido de haber ganado la apuesta.
P. ¿De verdad podemos fiarnos de Hugo Chávez?
R. No hay que fiarse de una personalidad o un líder político. Hay que generar una trama de intereses que sirva de garantía. Si no hay intereses sólidos, las relaciones pueden entrar en crisis. El colchón de la interdependencia es lo que permite amortiguarlas. Esta fórmula la hemos aplicado con Marruecos y también vale para Venezuela.
P. El PP califica a Chávez de dictador y Human Rights Watch denuncia el acoso a la oposición y a los medios de comunicación.
R. Cada uno puede calificar como quiera, pero es evidente que Chávez ha ganado las elecciones, y no una sino varias, y ha reconocido la derrota cuando ha perdido. En Venezuela hay un sector de medios de comunicación muy crítico con Chávez. Creo que el nivel de libertad de expresión es satisfactorio.
P. Los casi 200 hispano-venezolanos que han visto ocupadas sus fincas han comprobado la falta de seguridad jurídica.
R. Me impresionó mucho la reunión que mantuve en Caracas con algunos de ellos y pude comprobar su grado de inquietud y angustia, pero tenemos que agradecer que el propio Ministerio de Asuntos Exteriores de Venezuela nos propusiera crear una mesa de diálogo para examinar los expedientes...
P. ¿Se resolverá el problema?
R. Si no hubiera voluntad [de arreglo] no habría un calendario tan riguroso, con reuniones cada 15 días. El propio Chávez nos garantizó que hará lo posible por resolver todos los casos antes de fin de año, aunque es verdad que algunos son más claros y otros más dudosos. Lo que debe acabar es la incertidumbre.
P. ¿Aceptará la petición de que España represente a Venezuela ante Israel?
R. Hemos hecho una primera gestión con Israel y su reacción inicial ha sido positiva. Si asumimos esta responsabilidad, será importante atender los casos consulares y los intereses venezolanos, pero también trabajar para que se restablezcan las relaciones diplomáticas entre ambos países.
P. ¿También entre Venezuela y Colombia?
R. Vamos a hacer todo lo posible. La pasada tarde [por el jueves] hablé con el ministro [de Exteriores de Colombia, Jaime] Bermúdez. Le he informado de nuestras conversaciones en Venezuela. La semana próxima viaja [a Bogotá] la vicepresidenta [Fernández de la Vega]. Nuestro deseo es que los dos países reencuentren la vía del diálogo y la confianza. No es fácil, porque hay mucho resentimiento.
P. España ha encabezado la respuesta de la UE al golpe de Honduras. ¿No ha habido una sobrereacción? ¿No se ha enajenado como posible mediadora?
R. España no ha reaccionado ni más ni menos que Estados Unidos o la OEA. Todo el mundo ha reaccionado igual y de forma coordinada. El golpe militar es muy grave no sólo por Honduras, sino por el precedente para América Latina, si no se repone el orden constitucional.
P ¿Y reconocerá al Gobierno salido de las elecciones hondureñas de noviembre?
R. Yo espero que antes de noviembre el presidente Zelaya regrese y, de forma pactada con todas las fuerzas políticas, se organicen elecciones. Es indudable que, si se celebran elecciones con un Gobierno de facto y sin garantías internacionales, no lo podemos avalar.
P. Con la mano en el corazón, ¿no se arrepiente de esa foto en lo más alto de Gibraltar?
R. En absoluto. Lo importante no son las fotos, sino los logros. Éste era un encuentro del foro tripartito que estaba programado desde hace tiempo y tocaba celebrar en Gibraltar. Fui muy claro en la defensa de la soberanía española y lo hice, alto y fuerte, donde hay que hacerlo: en el propio Gibraltar, en presencia del ministro principal y del secretario del Foreign Office.
P. ¿Qué siente cuando el PP dice que traiciona la dignidad nacional?
R. No quiero dar más trascendencia a las palabras. Todos los grupos políticos, de CiU a Izquierda Unida, han comprendido mi visita. Incluso la comprenden dentro del PP quienes conocen el asunto, como el senador Fraga. Sólo es un sector de ese partido el que se ha abanderado en un nacionalismo trasnochado. La dignidad nacional se pierde con una política que no ha dado resultado en 305 años y ha ido de derrota en derrota diplomática. Lo que hemos hecho es abrir una nueva vía para lograr nuestro objetivo.
P. ¿Sería realista una solución al contencioso de Gibraltar pactada entre Madrid y Londres con los gibraltareños en contra?
R. Yo creo que hay que buscar una solución que dé satisfacción a todos.
P. No parece que los llanitos quieran algún día ser españoles. Viven en el mejor de los mundos.
R. Lo que sabemos seguro es que no quieren vivir aislados tras la verja. Quizá fue en su día una alternativa a probar, pero se ha demostrado un fracaso absoluto y sólo ha servido para crear animadversión hacia España.
P. ¿No ha perdido España legitimidad para protestar cuando haya una visita al Peñón como la que hizo la princesa Ana?
R. Si hay una visita que afecte a la [disputa de la] soberanía, seguiremos expresando nuestra posición.
P. Antes ha citado a Fraga. Su presencia en la visita a Guinea Ecuatorial se interpretó como una reivindicación del pasado colonial.
R. Las críticas me parecieron fuera de lugar. Fraga hizo un esfuerzo físico y político muy importante al ir. Él simbolizaba el final de una etapa que se inició con la independencia. No soy sospechoso de simpatía con el franquismo, pero en política exterior tuvieron algunos aciertos, como cumplir las resoluciones de la ONU sobre descolonización y darle a Guinea una Constitución democrática que se negaba a los propios españoles.
P. Usted ha dicho que el régimen de Obiang no es peor que otros de esa zona de África en materia de corrupción o violaciones de los derechos humanos, pero ése es nuestro régimen africano y nos toca más de cerca...
R. Por eso mismo tenemos una responsabilidad. No podemos seguir haciendo como hasta ahora: apagar la luz y marcharnos. Para que la situación mejore, hay que involucrarse.
P. Y ese interés por Guinea ¿no tendrá que ver con el hecho de que sea rica en petróleo?
R. Hasta ahora, España no se ha beneficiado de sus riquezas... Guinea está ante una disyuntiva: ir a un modelo productivo de hidrocarburos, con un sistema político como el actual, o avanzar en un proceso de modernización. Ésa es la opción y quien no la vea se equivoca. En España hay mala conciencia de colonialista frustrado. Nos duele Guinea porque no lo hicimos bien. Pero la reacción no puede ser la fácil: proclamas de principio que alagan los oídos de la audiencia pero no cambian nada sobre el terreno.
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