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Los preparativos del 29-S

Fomento ve inasumibles los servicios mínimos que ofrecen los sindicatos

UGT y CC OO presentan al Gobierno una propuesta que excluye el AVE y los vuelos internacionales - La negociación bilateral arranca esta tarde

Lucía Abellán

Fijar los servicios mínimos de la huelga general resultará más complejo de lo esperado. La propuesta sindical presentada ayer en el Ministerio de Fomento ha trastocado el buen clima inicial al que aludían Gobierno y sindicatos antes de arrancar el proceso. El Ejecutivo ha citado hoy a las organizaciones convocantes, UGT y Comisiones Obreras, para intentar pactar unas directrices en transporte ferroviario, aéreo, marítimo y por carretera. Fomento hará una contrapropuesta a los sindicatos, pues considera inasumible el planteamiento trasladado ayer.

La consigna promovida por el Gobierno y el PSOE de manifestar respeto -incluso cierta empatía- hacia los sindicatos en la convocatoria de huelga había creado la expectativa de que Fomento no pondría trabas a unos servicios mínimos razonables. Máxime cuando la propuesta sindical calcaba, salvo en el apartado de transporte aéreo, la orden promulgada por el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, tres días antes de la huelga general del 20 de junio de 2002.

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La propia Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE, enfatizó ayer, horas después de conocerse la oferta sindical, la "voluntad de acordar". Pero la lectura de la letra pequeña cambió las tornas. Porque copiar literalmente el plan de mínimos de los ferrocarriles de 2002 implica excluir, por ejemplo, cualquier servicio de AVE. El Ministerio de Fomento aboga por compatibilizar el derecho de huelga con el derecho a desplazarse. Por ese motivo, la propuesta que presentará esta tarde "garantizará que en todos los medios de transporte [aéreo, ferroviario y por carretera] y en todos los servicios [AVE, larga distancia, cercanías...] haya algún tipo de servicio mínimo", asegura un alto cargo de este departamento.

Con esas premisas, el escenario se asemeja cada vez más al de los días previos a la huelga de junio de 2002, cuando el fracaso en las negociaciones entre el Ejecutivo de José María Aznar y los sindicatos culminó en una orden ministerial de mínimos por falta de acuerdo. Ahora, como entonces, el transporte aéreo se perfila como uno de los principales escollos. Cascos aceptó, en cambio, la ausencia de servicios mínimos en el AVE (entonces solo existía la línea Madrid-Sevilla) y en ferrocarriles de larga distancia, un precedente del que los sindicatos se hacen eco ahora.

Al depositar ayer su propuesta en el Ministerio de Fomento, tanto el representante de UGT, José Javier Cubillo, como el de Comisiones Obreras, Antonio del Campo, se mostraron confiados en cerrar un acuerdo esta semana. A la vista del abismo que separa las dos posturas iniciales, no es probable que ese eventual pacto se alcance hoy. En todo caso, el Gobierno tiene la potestad de decretar los servicios mínimos.

Los secretarios de organización de UGT y CC OO, José Javier Cubillo (izquierda) y Antonio del Campo, entregan en el Ministerio de Fomento la propuesta de servicios mínimos.
Los secretarios de organización de UGT y CC OO, José Javier Cubillo (izquierda) y Antonio del Campo, entregan en el Ministerio de Fomento la propuesta de servicios mínimos.EFE

El Supremo avaló a Cascos pero rechazó los suministros aéreos

La batalla por los servicios mínimos suele acabar en los tribunales. Y estos nunca dan la razón completa a una parte ni se la quitan del todo a la contraria. Porque los recursos por servicios mínimos siempre aluden a aspectos parciales de los textos que los fijan. Y así se da la paradoja de que una misma orden, como fue la que reguló el transporte en la última huelga general de 2002, fuera avalada por el Tribunal Supremo en algunos aspectos y rechazada en otros.

Tras una negociación hasta el límite, el Ministerio de Fomento promulgó entonces una orden que se presentaba como heredera de la doctrina del paro general anterior, el de enero de 1994 con Josep Borrell al frente de ese departamento. La aprobación de este texto a solo dos días de la huelga irritó a UGT y Comisiones Obreras. El texto fue recurrido ante la Audiencia Nacional y posteriormente ante el Supremo por motivos más formales que de contenido. Los sindicatos objetaban la falta de publicación de esos servicios mínimos en el Boletín Oficial del Estado y la incertidumbre respecto al personal obligado a trabajar. La Audiencia respaldó la capacidad del entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, de dictar esa orden en una sentencia publicada el 10 de diciembre de 2002. CC OO pidió amparo al Supremo, que mucho después, el 11 de mayor de 2007, también avaló a Cascos.

No ocurrió lo mismo con un aspecto concreto de la orden, la fijación de servicios mínimos del 100% para los suministros (combustible y otros servicios) a los vuelos internacionales. Tras varios recursos de casación, el Supremo dictaminó en abril de 2007 que "tan radical medida vacía de contenido el ejercicio del derecho de huelga". Tales servicios mínimos resultaban "desproporcionados en tanto que no justificados", según el alto tribunal.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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