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Detenido por emplear a 89 inmigrantes sin contrato

La policía localizó a los trabajadores en la nave industrial de un concejal del PP de Huelva

El administrador y gerente de una empresa fresera, J. M. Pereira, fue detenido por emplear a 89 inmigrantes sin contrato. El empresario había alquilado una nave donde albergaba a los inmigrantes a Juan José Pérez Oliva, concejal de Agricultura del Ayuntamiento de Palos de la Frontera (Huelva), gobernado por el PP. La nave industrial fue registrada el pasado 22 de marzo por miembros de la Inspección de Trabajo y la Guardia Civil. Aquel día se comprobó que 89 de los 116 trabajadores eran inmigrantes que no tenían contrato para realizar allí labores de manipulación de fresas.

Juan José Pérez Oliva admitió ayer que es el propietario de la nave, pero adujo que desconocía que allí trabajaban inmigrantes sin contrato. Agricultores de la zona ponen en duda este desconocimiento, ya que la instalación arrendada por Pérez Oliva se encontraba a escasos metros de otra nave fresera de una empresa propiedad del concejal.

Pérez Oliva: "Es como si alquilo un piso y el inquilino vende droga. ¿Qué culpa tengo?"

"Yo me limité a cumplir mi parte. Le alquilé la nave con todos los papeles en regla, y ya está. Es como si le alquilo un piso a alguien y luego el inquilino se dedica a vender droga. ¿Yo qué culpa tengo?", se defendía ayer el edil de Agricultura, que ocupa el cargo desde hace cuatro años.

Juan José Pérez Oliva sí admitió que le sorprendió el trasiego de gente que circulaba por allí. "Nunca me imaginé, cuando alquilé la nave, que iba a haber tal trasiego de gente. Porque además no siempre eran los mismos. Había más o menos en función de que llegasen más o menos fresas". A pesar de ver este espectáculo y de ser concejal de Agricultura, Pérez Oliva se reafirmó en que nunca sospechó nada y que nada tiene que ver con la actividad que allí se realizaba. "Me sorprende que se me relacione con este tema", exclamó.

Quienes sí sospecharon fueron los agricultores de la zona, cuando comprobaron que muchos trabajadores de las fincas freseras, en su mayoría mujeres, contratados en origen de países como Rumania o Bulgaria, dedicaban sus tardes libres a acudir a esta nave, explican fuentes del sector. Allí, los trabajadores se dedicaban a cortar el rabillo de las fresas y almacenarlas en cajas. Por esta labor a destajo cobraban 0,75 euros por caja de fresa terminada, según las investigaciones de la Guardia Civil. Las cajas de fresas suelen pesar cinco kilos.

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La Guardia Civil informó, así mismo, de que la nave en la que trabajaban los inmigrantes no contaba con las mínimas condiciones de sanidad y de seguridad. Los obreros trabajaban sin usar uniformes, guantes o gorros frente a dos grandes mesas donde se agolpaban las fresas. Los agricultores de la zona afirman que los trabajadores debían llevar sus propios cuchillos para cortar el rabillo de los frutos. También destacan que al principio de la presente campaña, algunos menores de Palos acudieron a trabajar a la nave, aunque abandonaron al poco tiempo, debido, al parecer, al escaso beneficio económico que conseguían.

La Guardia Civil también destacó en el informe de la operación que la nave no contaba con los servicios de aseos necesarios. Este aspecto lo rechaza de plano Pérez Oliva: "La nave es nueva y cuenta con aseos tanto para hombres como para mujeres", afirmó, aunque sin especificar si éstos podían dar servicio a la cantidad de personas que llegaron a trabajar allí.

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