Condena de 47 años para El Solitario por matar a dos guardias
Las versiones del reo "resultan de todo punto inverosímiles", según el tribunal
"No cabe duda alguna de la evidente intención de matar concurrente en el procesado, consciente y plenamente querida por él, al disparar el arma automática contra zonas vitales de los agentes del orden". Eso es lo que sostiene la Sección Tercera de la Audiencia de Navarra, que ayer condenó a Jaime Giménez Arbe, El Solitario, a 47 años de prisión por el asesinato de dos guardias civiles en junio de 2004 en Castejón (Navarra).
Los magistrados Juan José García Pérez, Aurelio Vila Duplá y Jesús Santiago Delgado Cruces también penan al procesado a indemnizar con 95.000 euros a los padres del guardia Juan Antonio Palmero; otros 95.000 euros para los padres del guardia José Antonio Vidal Chico; y 48.000 más para María Caños Santos, novia de Palmero. También deberá abonar 24.285,05 euros al Estado por los daños ocasionados por los disparos efectuados contra el coche patrulla que ocupaban los dos agentes acribillados a balazos.
El tribunal estima que Giménez Arbe, "sin mediar intercambio alguno de palabras con la dotación de la Guardia Civil, de manera inesperada, absolutamente sorpresiva, y sin que los agentes dispusieran de la menor posibilidad de defensa, les disparó 21 proyectiles con un subfusil M3 de fabricación americana" utilizado en la II Guerra Mundial.
Esta arma ha sido una de las pruebas de la que se ha servido la sala para condenar al encausado. La sentencia subraya que el subfusil utilizado en los asesinatos de Castejón es el mismo que se le intervino cuando fue capturado en julio del año pasado en Figueira da Foz (Portugal) y el mismo que Giménez Arbe reconoció haber empleado en el tiroteo subsiguiente a un atraco que perpetró en mayo de 2000 en Vall d'Uixó (Castellón).
Los magistrados creen que hay suficientes indicios como para enervar la presunción de inocencia que asiste a El Solitario. Y recalcan que tales indicios están "acreditados" y son "plurales". Entre ellos están las declaraciones de varios testigos protegidos, destacando la testigo número 18, que se cruzó con Giménez Arbe en un camino próximo a Ágreda (Soria) poco después del asesinato.
El tribunal pone en valor "otro grupo de indicios" tales como los 19 cuadernos que le fueron intervenidos, en los que hay indicaciones con rutas de huida, y los coches Suzuki desguazados hallados en su nave de Pinto (Madrid).
"Las versiones que él expuso en su descargo resultan de todo punto inverosímiles", dicen los jueces, echando por tierra el empeño de El Solitario en atribuir los asesinatos a un tal Paul Cortiachiato, un terrorista corso que él pretende que sea investigado junto con los también corsos Henry Mattei y Jules Massa.
José Aguilar, acusador particular, e Ignacio González Portero, acusador público, se mostraron ayer satisfechos con la sentencia. El defensor de Giménez Arbe, Marcos García-Montes, previsiblemente recurrirá al Supremo.
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