"Carlos no se encaró ni le amenazó en ningún momento"
Una amiga de Palomino niega que el homicida actuara en defensa propia.- Un vigilante asegura que, mientras socorría al fallecido, le agredieron e intentaron apuñalarle
Siete jóvenes (amigos o conocidos de Carlos Javier Palomino) y tres trabajadores del servicio de seguridad de Metro han testificado esta mañana en la segunda sesión del juicio por su muerte, que se celebra en la sección primera de la Audiencia Provincial de Madrid. Casi todos los testimonios han echado por tierra el argumento del abogado del acusado que sostiene que el ex soldado Josué Estébanez actuó en legítima defensa y sin motivación ideológica cuando apuñaló a Palominó en el metro el 11 de noviembre de 2007. El último testigo, un vigilante que acudió al andén tras el apuñalamiento, aseguró que fue agredido por otra persona cuando intentaba atender a Palomino y que vio un arma diferente a la que portaba Josué.
Una de las amigas de Carlos contó esta mañana que lo primero que oyó fue: "¡Lleva un pincho, lleva un pincho!", en referencia al cuchillo que portaba el acusado. Tanto ella como el resto de conocidos de Palomino identificaron la sudadera Three Stroke como una marca "que usan los neonazis". Estébanez contó el lunes que se la había regalado un amigo del cuartel. También destacaron que hizo "un saludo nazi", que el acusado describió en el interrogatorio como un gesto para pedirle a la gente que se fuera. Otro testigo, que conocía a Carlos de vista, dijo que Estébanez intentó acuchillar a todo el que había en medio.
"Venid, venid, os voy a matar a todos", según añadió un amigo de Palomino. Otra de sus amigas ha dicho que el fallecido sólo le dirigió un par de palabras sobre la sudadera a su agresor antes de la puñalada. "No se encaró ni le amenazó en ningún momento", aseguró.
Uno de los tres vigilantes que ha testificado hoy aseguró que, cuando intentaba socorrer a Palomino, un desconocido le dio un codazo en la mandíbula. Además vio un arma distinta a la que portaba Josué. Era "una hoja metálica" con la que, aseguró, le intentaron apuñalar pero no pudo identificar a la persona que portaba el arma.
Es el único testigo que ha declarado hasta el momento que había más armas en el andén aparte de la navaja de Josué, que nunca apareció tras el suceso. Un subinspector de los vigilantes del Metro señaló que no vio más armas que la del acusado y que la gente que había en el andén "eran viajeros que no estaban alterando el orden". Otra vigilante ha explicado que el acusado no le pidió ayuda para salir de allí y que vio a otro de los agredidos. "Tenía sangre en las manos y en las ropas y me asusté". El juicio continuará el viernes.
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