Batida en Huelva para buscar a una niña de cinco años desaparecida
Mari Luz salió el domingo a comprar una bolsa de patatas a un quiosco del barrio
Batida general en Huelva. El Cuerpo Nacional de Policía, la Policía Local, la Guardia Civil y los bomberos, más de 100 personas en total, buscan a Mari Luz Cortes, una niña de cinco años, de cabello rubio y ojos verdes, que desapareció el pasado domingo después de comprar una bolsa de patatas en un quiosco próximo a su casa. Mari Luz vestía un suéter fucsia, una falda vaquera y botas cuando salió de su casa en el barrio onubense de El Torrejón, hacia las 17.30, según relató ayer su madre, Irene Suárez. La niña llevaba un euro en la mano, que le habían dado para comprar las patatas.
Los padres, Juan José Cortés e Irene Suárez, ambos de etnia gitana, han trabajado en la venta ambulante. Desde hace poco, él, que es militante socialista y pastor evangélico y ha sido entrenador de los infantiles del Recreativo de Huelva, montó una empresa de construcción. "He vivido momentos muy difíciles en mi vida, pero éste es el peor", dijo.
El día anterior, él, como el resto de su familia, pensó que la demora de Mari Luz se debía a la habitual visita que la niña hacía a la casa de su abuela o a la de sus tías, muy cercanas a la suya. Pero al llamar al domicilio de estos familiares y comprobar que la niña no estaba con ellos el terror les invadió. Mari Luz no aparecía. La amarga búsqueda comenzó en ese mismo momento. La familia denunció de inmediato la desaparición ante la policía.
La pista de la chica se pierde el domingo, poco después de salir de la vivienda familiar. Tras la compra de las patatas, que fue confirmada por el quiosquero, nadie más la volvió a ver. "Mi hijo fue quien la atendió el domingo", recordaba José Salazar, el dueño del puesto donde se vio por última vez a Mari Cruz. "La niña vino, compró una bolsa de patatas y se fue", añadió.
"Muchas veces salía para comprar golosinas o lo que fuese. Pero el quiosco está al lado de casa y nunca le había pasado nada. A veces iba con alguno de sus dos hermanos mayores, otras sola", recordaba ayer la madre de la niña. Irene Suárez añadió que su hija es muy tímida y que nunca se hubiese ido con nadie a quien no conociese.
El padre, por su parte, no se explicaba lo sucedido. Hundido en el salón de su casa pedía que, por favor, le devolviesen a su hija. "No tenemos rencillas con nadie. A lo mejor ha sido un malentendido. A cualquiera le puede pasar si ve una niña sola y piensa que no tiene a nadie. Pero, por favor, que nos la devuelva, que no le pasará nada".
Decenas de vecinos y familiares de Mari Luz salieron a las calles, bajo la lluvia y el viento que azotaban Huelva la fría tarde del domingo. Batieron calles y parques cercanos sin resultado. Poco después se le unieron efectivos de la Policía Local, la Policía y la Guardia Civil, que mantienen, desde entonces, un amplio dispositivo de rastreo al que ayer se unieron los bomberos. La búsqueda se realizó en los barrios cercanos a la residencia de la niña.
La familia vivió ayer la angustia arropada por los vecinos de la barriada, que repartían y colgaban fotografías de la menor con dos números de teléfono para contactar.
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